La sala principal de la galería LABOR  —hace poco tiempo luminosa— está hoy casi en la penumbra, excepto por un gran hueco en el techo por donde se cuela un rayo de luz del exterior. A su vez, este rayo se dirige hacia un agujero de tres o cuatro metros de profundidad, desde cuyo fondo un charco de agua refleja esa luz. La obra se titula Cenote y el autor es el artista Pablo Vargas Lugo.

Hierro forjado, excavación en sitio.
Aro: 90 cm de diametro x 5 cm
Cubierta: 85 cm de diametro x 5 cm
Excavación: 300 cm de profundidad

cenote

Cuando Vargas Lugo observa su pieza, lo hace cuidadosamente. “Ya se está oxidando la tapa”, señala. A la orilla del profundo agujero se asoma la tapa de una coladera de hierro con intrincados diseños tibetanos. Vargas Lugo —uno de los artistas contemporáneos más reconocidos del país— fue recientemente nombrado representante de México en la próxima Bienal de Venecia. Mientras sigue mirando los agujeros del suelo y el techo cuenta brevemente en entrevista para Gatopardo que la dueña de la galería le dijo inicialmente que solo podía hacer uno de los huecos. “La apertura era necesaria para que los elementos, el aire, la lluvia, la luz, transformaran la obra y convivieran con ella”, dice. Pero el reto de perforarlos implicó “pensar en las consideraciones arquitectónicas y de ingeniería para no dañar el espacio”.

El origen de gran parte del trabajo de este artista ha sido en la Ciudad de México. Se ha presentado en espacios como el Museo Tamayo, el Museo de Arte Carrillo Gil y el Museo Amparo de Puebla, y toca temas relacionados con la arqueología, la religión y el lenguaje. Por ello, y pensando “en el significado ritual de ese mundo subacuático de la península de Yucatán”,  creó una serie de cenotes que él mismo llama “urbanos”.

“Los cenotes de la urbe son las coladeras”

“Los cenotes de la urbe son las coladeras, esas que nos llevan al mundo de la suciedad y a las entrañas de todas las ciudades”, dice sentado en una de las bancas de la galería. La idea de la alcantarilla y sus símbolos tibetanos y masónicos son una referencia al contacto que hay entre el mundo exterior y el “yo” interior (representado por los mandalas). Vargas Lugo dice que “al quitar la tapa o dejarla en un borde, se crea una metáfora de lo caótico del exterior y el interior y de cómo sus fuerzas se cohesionan”.

cenote

El proyecto presentado en la galería LABOR está relacionado con otra exposición que Vargas Lugo tituló Naj Tunich y que actualmente presenta en La Tallera, en Cuernavaca. La obra es resultado de un trabajo de investigación que hizo en una cueva llamada Naj Tunich, en Guatemala, que contiene algunas de las pinturas rupestres más importantes del mundo y que lo hizo pensar en la ritualidad de los espacios. Comenta el artista:

“Este trabajo no es precisamente un proyecto que tenga que ver con la arqueología, está pensado en cómo creamos imágenes de lo invisible, como lo son las creencias o los significados que hay detrás de los símbolos —en este caso los mandalas— y de cómo buscamos un origen y queremos entender nuestro pasado, pero también cómo hacemos corresponder eso con nuestras aspiraciones”.

Sobre lo que será su próxima exposición en la Bienal de Venecia, titulada Actos de Dios, solo da pequeños detalles. Será una video-instalación que tendrá que ver con los milagros y las profecías y cómo se representan en el cine, pero también hablará de la fe y los valores que han sostenido a Occidente por siglos.

cenote

Una de las pasiones de Vargas Lugo es el cine pues, dice, es “una fuente de referencias visuales tan importantes como la propia historia del arte”. Él tiene preferencia por el cine de autor de los años 60 y 70, con el que creció. Vargas Lugo ya ha trabajado antes con referencias cinematográficas; en marzo presentó su propia visión de  2001: Odisea en el espacio de Stanley Kubrick en el Museo Universitario del Chopo. Y al parecer, la tendencia continuará…

“Para nosotros los artistas el cine es un muy importante referente, pues hay un empate entre cierta producción cinematográfica y otros tipos de producción artística”, dice el también admirador de Pasolini.

Sin dar más detalles sobre Actos de Dios “pues irán saliendo poco a poco”, cuenta que recibió en su casa la noticia de que representaría a México en la Bienal de Venecia: “Estoy muy contento, muy emocionado, pero esa ola va a pasar y vendrá la etapa de trabajo. Será hasta el 11 de mayo, el día de la inauguración, que se conozca el resultado”, concluye.

.

[snippet id=”42653″]

.

Más en local.MX

Noches Fieras: fotos sobre fiestas y excesos latinoamericanos de 1970 a 2017