Desde hace más de tres años Ediciones Antílope edita libros especiales que difícilmente llegarían por otros medios al mercado, y que a las cinco personas que manejan esta editorial les gustaría leer. Esa es su premisa y por lo mismo podemos decir que es una garantía.
En tiempos donde la lectura y la venta de libros pasa por una temporada complicada, los encargados de Ediciones Antílope —que se las han ingeniado para mantener su espíritu independiente— saben del reto que implica hacer un libro, publicarlo y luego lograr que se venda. Es una lucha contra viento y marea a la que se enfrentan presentando en cada edición detalles cuidadosos.
Los que trabajan en Antílope no lo ven como un negocio, sino como una oportunidad de hacer algo que les gusta. “El proceso consiste en trabajar los textos en conjunto con los escritores, algo que pocas editoriales hacen”, cuentan. Cada miembro del equipo se involucra personalmente desde el diseño de los libros hasta la distribución. Es por eso que en Antílope se editan pocos libros al año, y los que llegan cada temporada son cuidadosos y especiales.
Estas tres lecturas son parte de las novedades editoriales que Antílope presentó hace unas semanas:
Pequeñas Labores de Rivka Galchen
Este ensayo escrito por la canadiense Rivka Galchen, quien colabora en The New Yorker, es un intento por acercarse a la maternidad de una manera mordaz y completamente diferente a los manuales de embarazo y consejos para madres que aparecen cada tanto en las revistas. Galchen visita con humor y desde su propia experiencia el universo de la procreación y la crianza de una niña en el mundo actual. Este ensayo lanza una critica a los diversos tabús que rodean el cuidado infantil y sobre todo los que rodean a una mujer que ha decidido ser madre. Los escritores Jazmina Barrera y Alejandro Zambra tradujeron este libro para Antílope justo acabando de ser papás. Es una belleza.
Esta noche, el Gran Terremoto de Leonardo Teja
Escrita desde el absurdo y con amplio sentido del humor, la premisa y la crítica que lanza esta novela gira sobre la expectativas y la esperanza. Todo enmarcado en la espera de una visita sin rostro y sin nombre al interior de un hotel o en la espera de un gran terremoto. Mientras cualquiera de estas cosas pasa, la espera parece regir la vida, la noche y hasta el sueño de los habitantes de una ciudad sin nombre, que podría ser ésta o cualquier otra. Desde ese territorio, los habitantes que viven en perpetua expectación, imaginan lo que pasará una vez que el gran evento suceda.
El escritor de apenas 30 años, cuenta que tardó cerca de dos años en terminar esta novela que comenzó siendo un cuento. Además de escribir se involucró en el diseño del libro donde aparecen telegramas, faxes y hasta hojas de encuesta.
El sueño de toda célula de Maricela Guerrero
Ganador del Premio Clemencia Isaura de Poesía a principios de este año, este libro dividido en cinco poemas parte de la premisa científica —relativamente nueva— de que las plantas tienen un lenguaje propio y se comunican entre ellas. Mezclando elementos de la botánica y el lenguaje, Maricela Guerrero —nacida en 1977— dice que en la ciencia hay poesía y que inspirada en el lenguaje oculto de las plantas y sus reinos, buscó una forma de crear o de tener un lenguaje que la acercara con la gente que convive a diario.
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