Un mínimo acto de voluntad los vuelve invisibles. No queremos verlos porque son un espejo del destierro y porque su destino es uno que está latente en todos. Pero siempre están allí, contundentes como el hambre y la falta de casa. A los vagabundos les pertenece la ciudad.
Tras un divorcio y el robo de sus vacas, Isaías salió de su pueblo de Oaxaca para cumplir con el sueño de la metrópoli. Al llegar a la ciudad, monstruosa o implacable como es, se quedó en la calle. Pasó ocho noches en San Lázaro y, como suceden las cosas, terminó en el albergue de Coruña, donde se enteró de Mi Valedor, la revista que reinserta a personas sin casa, sin trabajo, casi siempre sin familia, a la sociedad. Ya son casi 2 años que Isaías Vázquez es un orgulloso y digno “valedor”, es decir, un colaborador y vendedor de este street paper mexicano.
Mi Valedor es mucho más que una revista y es mucho más que un proyecto de reinserción social, su diferencia con otros programas del tipo es que no sólo ofrece a las personas sin casa una fuente de dinero, es una revista hermosa, interesante y bien editada acerca de la realidad cotidiana –insólita e irreverente– de la ciudad. Se edita, escribe, crea y arma con paciencia y dedicación por sus fundadoras María Portilla y Paula García, co-fundadoras y colaboradores –escritores y artistas emergentes o consolidados–, y lo mejor de todo, la hacen los valedores mismos.
Cuando uno de ellos recorre las calles vendiendo, lleva en sus manos un producto del que está (o puede estar) orgulloso, que incluso contiene, revela y comparte una parte de sí mismo.
Todos los martes los valedores toman talleres de escritura, fotografía, arte o finanzas que, además de abrirles un espacio para la creación y el “desahogo”, fortalecen su memoria y lenguaje. Para alguien como ellos, que han sido desplazados del juego de miradas, del lenguaje común, estos talleres y la dinámica de salir a vender a las calles es una forma de re-poseer su dignidad: “Más que el dinero, lo que nos gusta de vender la revista es que nos vean, escuchen y poder platicar con la gente” nos dijo Isaías. El próximo número, que sale en octubre, está hecho completamente por los valedores, cuyo contenido las editoras escogen por su buena calidad. Allí no hay lugar para la condescendencia.
Los valedores recorren distintas partes de la delegación Cuauhtémoc vendiendo las revistas. Los planes a futuro son expandirse a más partes de la ciudad, ir reclutando más personas en esta situación para que se genere un cambio real. Isaías vende sus revistas en Paseo de la Reforma, desde el Ángel hasta la Glorieta de Colón. Generalmente sus revistas vuelan en un par de horas y de ahí se va a comer un taco y luego a dormir al albergue, donde aún vive.
Los periódicos callejeros como Mi Valedor funcionan de manera muy simple: el vendedor adquiere la revista al precio mínimo ($5 pesos) y la vende al precio de portada ($20 pesos), quedándose con el 70% de la ganancia. Con esto adquiere más copias, aumenta sus ventas y sigue generando una interacción cotidiana entre el vendedor y el consumidor.
Hoy son alrededor de 20 valedores (activos) los que van a los talleres y trabajan en las calles gracias a este programa. Es un grupo de 20 compañeros con historias distintas y suelos inciertos, pero con una cosa en común: la certeza de que encuentran en Mi Valedor una “casa” para habitar.