Los pulpos son seres extraordinarios. Han demostrado tener memoria a corto y largo plazo, imitan cuando observan, se aburren, no son presas fáciles, ni material para el estudio: son capaces de escapar de frascos, de diminutas ranuras y por si fuera poco, se camuflajean como pocos. Su cerebro no es de invertebrados sino de otro mundo. Si no los conociéramos, si fueran nuevos, los tomaríamos por monstruos. Tienen tres corazones, un cerebro desproporcionalmente grande, 500 millones de neuronas (nosotros tenemos 86 billones) y más de la mitad están en los tentáculos. Tienen su propio tiempo, se mueven arrítmicos y viscosos. Sobre estos animales, que parecieran por siempre aletargados, pero cuyo ingenio es grandioso, hay importantes noticias: una veda comunitaria hasta el 30 de noviembre.

veda de pulpo

Hace un par de meses, la sospecha que muchos teníamos –por demás fabulosa– fue por un momento plausible. Los pulpos tienen algo de aliens, publicó Science Direct en un paper que resultó de una investigación que hicieron 33 científicos. Aunque a una gran parte de la comunidad científica le parece un disparate, la discusión se ha puesto sobre la mesa.

veda de pulpo

Quizás sólo este animal ha dividido a carnívoros o pescetarianos con la inesperada postura de alguno de ellos: la de no comer pulpo.

Más allá de posturas, la que ve por su conservación es de suma relevancia. La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y la Secretaría de Medio Ambiente anunciaron que la veda de pulpo verde y café (especie que viven en Baja California). Esto se hace para dar un espacio necesario a su reproducción saludable. De agosto y hasta el 30 de noviembre se prohíbe la pesca de pulpo café (Octopus bimaculatus); y del 1 septiembre al 30 de noviembre, la de pulpo verde (Octopus hubbsorum). Luego es el turno del pulpo rojo (Octopus maya) y pulpo patón (Octopus vulgaris), en la Península y Veracruz, cuyo periodo de pesca es ahora y la veda de diciembre a agosto. Esto concierne tanto a pescadores, supermercados y restaurantes, como a nosotros. No pesco, no compro, no consumo, dice la SEMARNAT. Y estar pendiente de dónde viene nuestro pescado, para evitar abusos.

Contribuyamos a su conservación.

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