No es un secreto que la lluvia nos encanta. Y, aunque la ciudad se entorpezca con tantos aguaceros, nos gusta ver el lado más amable de la temporada. Uno de esos lados es una planta. Se trata del mayito, una sorpresa botánica que las gotas que caen del cielo traen consigo. Basta una vuelta por el parque o alguna calle llena de jardineras para encontrar mayitos. Están por doquier.
El mayito (Zephyanthes fosteri) también es conocido como flor de mayo, lirio de lluvia o brujita, pues su aparición es tan repentina como la del agua misma. Crece prácticamente en cualquier lado donde caigan sus semillas. Por este motivo, basta una buena lluvia para que, unos días después, broten sus características flores rosas o blancas. Entonces el paisaje se transforma en un escenario florido.
Mayito: planta bulbosa
El mayito pertenece a la familia de las amarilidáceas. De esta familia son también el agapando y la flor de lis (o lirio azteca), ambas plantas bulbosas. En su temporada inactiva, estas plantas permanecen ocultas bajo la tierra o tienen, simplemente, el aspecto de pasto común y corriente. Por este motivo, es complicado distinguirlas en otra época del año.
Mientras están en reposo, los bulbos se encargan de almacenar agua y nutrientes que obtienen de la tierra. El tiempo que se tarden en despertar es proporcional a la calidad del sustrato. Aunque el mayito es una planta particularmente resistente, su floración puede retrasarse si la tierra no es de buena calidad. Eso sí, de que florece, florece.
Como ya dijimos, la mejor época para ver estas plantas es la temporada de lluvias. Al caer los pétalos a la tierra, los ovarios que contienen las semillas, pequeñas y negras, quedan expuestas y listas para volar con el viento. Estas, a su vez, se esparcen en los alrededores, extendiendo por la ciudad la población de mayitos. Normalmente son los primeros chubascos de primavera, en mayo, los que le dan nombre a sus coloridas flores. Sin embargo, con los cambios de clima tan radicales que tenemos últimamente, su llegada puede retrasarse un par de semanas. Aún así, en cuanto las primeras lloviznas empapan la tierra, el mayito no para de florecer hasta finales de verano, cuando sus flores comienzan a marchitarse.
Dónde encontrar mayitos
Si quieres comenzar a poblar de mayitos los prados de tu colonia, basta recoger y esparcir las semillas. No son fáciles de ver, pero una vez identificadas, extraerlas es bastante sencillo. Basta con buscar las matas sin flores, que identificarás porque parecen botones llenos de pepitas negras. Para extraerlas, no tienes que dañar la planta, solo agítala para que las semillas caigan gentilmente en tu mano. Para hacer esto, te recomendamos tres lugares: en los tanques del Cárcamo de Dolores de la segunda sección de Chapultepec; en el Bosque de Aragón o en el Parque Bicentenario de Azcapotzalco.
Una vez que tengas las semillas, deposítalas en un jardín o maceta con sustrato adecuado para la germinación. Esta planta no es exigente en cuanto al suelo, pero recomendamos usar tierra rica en nutrientes y con buen drenaje. Así tu mayito tendrá las condiciones perfectas para crecer y sorprenderte con sus colores.
El mayito es una planta que responde bien a la humedad, pero hay que cuidar el espacio entre riegos. Al ser una planta bulbosa, es propensa a la pudrición. Por este motivo, lo recomendable es sacarla en temporada de lluvias para que reciba toda el agua que necesite.
Una nota importante: aunque varias páginas sobre jardinería recomiendan reproducir los mayitos mediante sus bulbos, no los extraigas. Hacerlo impide que más personas puedan disfrutarlos durante sus paseos en este año y los que siguen. Lo mejor de estas flores es la sorpresa que nos genera verlas, y para eso las semillas son más que suficientes.
Te deseamos una excelente temporada de lluvias y muchos avistamientos florales.