De las tres razas de perro endémicas de México, el Xoloitzcuintle es quizá la más querida y mística de todas. Por eso, además de ser nuestros acompañantes en el extenso y largo camino hacia el inframundo, ahora también son patrimonio cultural y mascota oficial de la Ciudad de México.
La propuesta de convertir a esta raza en patrimonio cultural de la ciudad existe desde 2016, cuando la Federación Canófila Mexicana solicitó el nombramiento al entonces Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera. Por otro lado, su título como mascota oficial de la ciudad se propuso el año pasado y ahora, en plena pandemia, se aprobó.
Hasta ahora, Ollín, el chapulín de la prevención —mascota de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil— se perfilaba para ocupar el puesto del Xoloitzcuintle, pero para hacerle un merecido homenaje a este perro, un grupo de senadores decidió otorgarle este nombramiento que ahora los protege todavía más de lo que ya se hacía.
Un homenaje para el Xoloitzcuintle
Para alguno homenajear a un perro reconociéndolo como patrimonio cultural puede ser algo exagerado, pero no hay que perder de vista que se trata de una raza que, según la cosmovisión nahua, fue enviada por el dios Xólotl para acompañar a los humanos y al mismísimo Sol en su camino hacia el inframundo. Lo cual no es poca cosa.
Además, los xolos acompañaron al pueblo mexica incluso durante la persecución que sufrieron en la época colonial. Como los españoles traían sus propios perros, los xoloitzcuintles eran vistos como mascotas inferiores e incluso portadores de enfermedades. Eso provocó que también fueran perseguidos casi hasta su extinción, todavía a finales del siglo XIX eran pocas las personas que conservaban a algunos de estos perros como mascotas.
Durante la primera mitad del siglo XX, cuando artistas como Diego Rivera y Frida Kahlo se enfocaron en rescatar las identidad mexicana, el Xoloitzcuintle regresó de entre las sombras y se posicionó de nuevo como uno de las razas de perros más queridas del país. Por todo esto, nos sentimos afortunados de tener una mascota tan especial.
¡Vivan los Xoloitzcuintles!
.