Si algo tiene esta ciudad, es que siempre sabe ser amable con quienes la caminamos. Sin importar la hora o el clima, inevitablemente nos encontraremos con una bebida para aclimatarnos y aunque con los calores que recién comienzan a acechar a la capital, la opción obvia para refrescarnos sería una michelada, hoy queremos hablar de un (relativamente) nuevo clásico se los tianguis: el refresco preparado.

¿Cómo nacieron los refrescos preparados?

Hay que aclarar desde el principio que este no es un invento capitalino. Sus orígenes están en las calles de León, Guanajuato. Allá la bebida se llama rusa y su base es mucho hielo y refresco de toronja, después agregan jugo naranja, limón, y sal. Quienes lo preparan dicen que este último es el ingrediente clave de la bebida, pues al neutralizar un poco el dulzor del refresco, da la sensación de ser más hidratante e incluso con una temperatura más baja. 

De vuelta a la ciudad, es difícil decir exactamente en qué momento llegaron acá, pero fue cerca de 2016 cuando en el Centro comenzaron a aparecer las carretillas cargadas con enormes bloques de hielo y las clásicas botellas verdes de refresco de toronja. 

Al principio sí se anunciaban como rusas, algunas incluso se jactaban de ser “las originales de León, Guanajuato”, pero poco a poco se fueron adaptando al gusto de los capitalinos y agregaron nuevos ingredientes a la mezcla, así fue como cambiaron su nombre a refrescos preparados.

Varias preparaciones

¿Y qué es lo que los hace diferentes a las rusas? Con el auge de las micheladas y las botanas locas —esas que algunos paladares quisquillosos llaman “aberraciones culinarias”—, especialmente en los tianguis y mercados de la ciudad, comenzaron a aparecer diferentes versiones del refresco preparado. 

Los más tradicionales hicieron cambios muy sencillos a la receta original de las rusas cambiando el jugo de naranja por el de toronja o simplemente agregando ambos. Otros agregaron frutas a la mezcla para que el refresco adquiera también el sabor de la piña, sandía o la propia naranja. Con esto no solo lograron hacer una versión diferente de las rusas, sino que le abrieron paso a un sabor nuevo.

¿Dónde tomar refresco preparado?

Ahora es común que los puestos de eskimos y raspados en los tianguis de la ciudad, además de refrescos de toronja preparados, también vendan sangrías de la misma forma. Si bien lo único que cambia en la receta es el tipo de refresco, la combinación se convierte en una versión sin alcohol del tinto de verano inventado en España a principios del siglo pasado. 

De ahí, las versiones del refresco preparado siguen apareciendo. Por ejemplo, en algunos puntos del Bosque de Chapultepec es posible encontrarlos con una preparación muy parecida a los azulitos y las micheladas que también encontramos en los tianguis. Obviamente, acá no tienen alcohol para que todo mundo pueda refrescarse en esta temporada.

Todavía no estamos seguros de hasta dónde llegará la reinvención de los refrescos preparados, pero esperamos que sigan quitándonos el calor durante nuestras caminatas.

¡Feliz temporada de calor!