Tal y como sucede en otros ámbitos, la inserción de mujeres lesbianas, comunidad LGBTQ y disidencias en el circuito del arte no es tarea fácil. Fue esta necesidad de contar con un espacio propio -tanto físico como virtual- lo que empujó a Alma Camelia, artista visual egresada de la FAD; a fundar Lolita Pank, una plataforma/galería/tienda que, desde un espacio ultravisible en la colonia Santa María la Ribera, reestructura las reglas impuestas por los cánones tradicionales del arte, ofreciendo un espacio seguro para el aprendizaje y la convivencia de las “otredades”.
Como tal, el piloto de lo que se convertiría en Lolita Pank arrancó en 2019 a través de Piso 16, un programa de acompañamiento de proyectos culturales de la UNAM. Sin embargo, el evento que realmente marcó la puesta en marcha fue la pandemia. “No podíamos dejar de hacer cosas y tal cual ahí, en la sala y en la cocina de mi departamento en Tlatelolco, este espacio también muy doméstico que me interesaba, empecé a organizar exhibiciones”.
Más que un colectivo, a Camelia le gusta pensar en Lolita Pank como una comunidad. Un grupo de creadorxs disidentes que, gracias al acompañamiento y sin las calamidades de la institucionalidad, pueden potenciar sus talentos individuales y generar proyectos colectivos pero en el entendido de que todxs son colaboradxres, amigues y parte fundamental de la organización. Personas que se reúnen para crear.
“A mí me interesaba pensar en una plataforma que pudiera contener varios programas que solucionaran las necesidades de los artistas, principalmente mujeres y comunidad LGBT que venimos de la periferia. Si bien estamos en la CDMX, me gusta mucho esta idea de okupar -con k- el espacio central. Por nuestras posibilidades económicas, cuestiones de género y contextos violentos, a veces es muy difícil hacerse de estos espacios”.
Es entonces que tener un espacio tangible enfocado en la comunidad artística LGBTQ más que un capricho, se vuelve una necesidad. Sobre la calle Sor Juana Inés de la Cruz, a un par de cuadras del bullicioso y tradicional Kiosco Morisco; Lolita Pank encarna los ideales de insurrección y autonomía generando con su sola presencia curiosidad y hasta algo de incomodidad. Algunos se limitan a observar incrédulos a través de las ventanas del lugar mientras que otras (principalmente mujeres), se acercan intrigadas preguntando qué se hace ahí.
Como plataforma, Lolita Pank cuenta con tres programas activos, incluyendo la galería. El primero es Labial, un laboratorio de imaginación e investigación artística y programa de acompañamiento creativo que dura cuatro meses y se realiza de manera anual. Está dirigido a artistxs, curadorxs y gestorxs culturales interesados en desarrollar su proyecto mediante la iniciativa, tras haber aplicado en un proceso de convocatoria abierta. “Tenemos sesiones de acompañamiento creativo que justo inquieren desde lo psicológico hasta lo financiero en torno a los procesos creativos”. Con tres ediciones al hombro (2 virtuales y 1 presencial), Labial ha acompañado a 50 artistxs multidisciplinarios ofreciéndoles herramientas para que salgan al ecosistema artístico lo mejor preparados posible.
Francisca es la segunda iniciativa de Lolita Pank. Se trata de una bienal imágen-movimiento en el que artistas de diferentes latitudes se reúnen para estrechar vínculos, discutir el clima artístico actual -tanto hegemónico como disidente- y exponer obra en torno a una temática especial. “Cada año se reúnen alrededor de 50 artistxs de todos los países que quieran participar a partir de convocatoria abierta, pero normalmente invitamos a un país por año. Se arma una selección a partir de una pregunta particular que tenemos en cada edición. Pueden ser temáticas muy abstractas, por ejemplo, ‘¿qué hay al otro lado del tiempo’?”
Eventos como este posibilitan relaciones intergeneracionales entre artistxs consagrados y emergentes, además de ofrecer un panorama general de cómo es dedicarse al arte desde la resistencia en otros lugares del mundo. A diferencia de los festivales estándar, en donde casi siempre hay una o varias competencias de por medio, Francisca apuesta por la apertura del diálogo e insiste en crear comunidad al margen de la rivalidad.
“La tienda fue una consecuencia directa de la galería”, asegura Camelia sobre el espacio anexo en el que vende mercancía de creadorxs amigxs. Fanzines, tote bags, pines, playeras, postales, stickers, joyería y más se pueden encontrar en los estantes y racks de marcas como Lascivah, enfocada en sexualidad y placer desde una perspectiva feminista interseccional o De Venus al Arte, una espacia virtual de producción, educación y divulgación artística que produce su propia merch.
Lolita Punk está en Sor Juana Inés de la Cruz 91, en la colonia Santa María la Ribera. Abre de miércoles a sábado de 12 a 5 pm. Actualmente expone Desplomes, Venir y Devenir, muestra conformada por los proyectos finales de la clase 2022-2023 del programa Labial.