La Avenida Masaryk, en Polanco, es considerada como la vía más exclusiva de Latinoamérica, ya que ahí convergen numerosas boutiques y los restaurantes más costosos de la ciudad. Sin embargo, al margen de toda esta opulencia también podemos encontrar un edificio que es rico no por lo que resguarda en su interior, si no por su valor arquitectónico y patrimonial. Hablamos del Edificio Seguros Monterrey.
A mediados del siglo pasado, la corriente arquitectónica en México se identificaba plenamente con el modernismo. Un rechazo contundente a las viejas formas que privilegiaban la ornamentación sobre la funcionalidad. El Edificio de Seguros Monterrey, cuyo levantamiento arrancó en 1960, se encargó directamente a Enrique de la Mora y Palomar, uno de los mayores exponentes del expresionismo estructural moderno. Fue un gran periodo de cooperación en el que arquitectos e ingenieros desarrollaron innovadoras soluciones constructivas que, además de prácticas, eran implícitamente bellas.
Aparte del arquitecto Alberto González Pozo al proyecto se sumó el Dr. Leonardo Zeevaert, quien contribuyó con los cálculos de ingeniería civil. Trazó uno de los primeros inmuebles cuyo único anclaje al suelo dependía de soportes tubulares de concreto (donde yacen las escaleras y elevadores). De este par de pilares se desprenden dos trabes maestras que, a su vez, son atravesadas por 15 armaduras suspendidas con tensores de acero.
De ellas penden las 6 losas que conforman los pisos del edificio. Así, la construcción goza de plantas libres sin muros intermedios, además de una sólida cimentación por sustitución con alta eficiencia antisísmica. Una oda al funcionalismo en todo su esplendor. Más tarde, Zeevaert replicaría y perfeccionaría este mismo modelo pero al sur de la CDMX, en el Edificio Celanese.
Mientras tanto, el Edificio Seguros Monterrey se coronó con un salón (que originalmente sirvió como cafetería para empleados) constituido por 11 columnas de hormigón que aún sostienen un atractivo arco catenario. En los sesenta fue uno de los recintos sociales más cotizados de todo el ex Distrito Federal gracias a su envidiable vista aérea de Chapultepec. Hoy, es raramente utilizado. Así mismo, durante casi 30 años la planta baja maravilló a propios y extraños por su inusual acceso en medio de dos soportes verticales, que se integraban al paisaje urbano. En la actualidad, la vista está parcialmente limitada luego de que se colocara una barda perimetral.
En 1969, el arquitecto de la Mora también proyectó la torre anexa, en un predio de cara al extremo sur. El conjunto de Seguros Monterrey pasó luego a albergar las oficinas corporativas de Unión Carbide y en la actualidad aloja otra compañía de seguros. Considerado como Patrimonio Cultural de la Alcaldía Miguel Hidalgo, el Edificio Seguros Monterrey ayudó a desarrollar y establecer la sofisticada traza urbanística de Polanco. Una obra de arte igual o más valiosa que todas las tiendas de lujo que le rodean. Un oasis arquitectónico en medio del desierto plástico.