Los gatos negros, tan silenciosos como su propio color, llevan sobre ellos una carga simbólica enorme. Los supersticiosos dirán que son de mala suerte, aunque otros tantos dirán que son seres iluminados. De lo que sí estamos seguros es que hay que cuidarlos muy bien entre octubre y noviembre, pues en esta temporada su simbolismo se inclina hacia el lado más triste de la balanza. En los días cercanos al día de muertos, las adopciones de gatos negros aumentan, pero no siempre para darles un buen hogar si no para torturarlos u ofrecerlos como sacrificio.
El principio del odio a los gatos negros
Aunque hay personas que también adoptan gatos blancos y perros negros –que son los menos adoptados– para hacer brujería, los gatos negros corren el doble de peligro por su antigua relación con la magia. En la tradición celta, por ejemplo, los gatos negros eran los animales de compañía de las hechiceras. Ellas creían que los gatos y los cuervos tenían la capacidad de comunicarse con los dioses (como psicopompos) y más que mascotas, los tenían en casa como compañeros de trabajo.
Por otro lado, cuando los romanos iban a la guerra a menudo llevaban gatos como amuletos para asegurar la victoria. Y su mala fama inició en la Inquisición, que rechazaba cualquier comportamiento esotérico fuera del catolicismo. Así, cuando la Iglesia se enteró de que los guerreros creían que sus gatos se comunicaban con los dioses, consideró a los gatos como animales del infierno. De hecho, en el siglo XII el papa Gregorio IX mandó un bulo donde declaraba oficialmente que “los gatos eran animales demoníacos” y ordenó exterminarlos de Europa. Por un tiempo no hubo gatos en Europa, o al menos no a la vista.
Por qué matan tanto a los gatos negros
Esa marca diabólica todavía persigue a los gatos y hay quienes creen que al ofrecerlos como sacrificio el día de muertos, que es cuando el velo entre los mundos se adelgaza, van a comunicarse con Satán. Por eso estos pseudohechiceros adoptan gatos negros –sobre todo a los más bebés– para practicar sus rituales. Muchos acuden a los refugios y centros antirrábicos donde es más fácil que se los den sin preguntas. También, desde luego, hay quienes los matan simplemente por superstición, porque creen que son espíritus malignos.
Es lamentable ver que cada año desaparecen gatos en víspera de día de muertos, pues al no encontrarlos en refugios, hay quienes los roban de sus casas. Por eso hay que tener mucho cuidado con nuestras mascotas y, en caso de tener gatitos en casa, saber que es mejor esperar un par de meses más para buscarles hogar antes que dárselos a alguien que no conocemos. Después de todo, como decía Victor Hugo, “Dios hizo al gato para ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre”.
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