En una ciudad que vibra con la intensidad de 24 millones de almas, donde el concreto parece ganarle terreno al verde, encontrar un respiro es un lujo que todos deberíamos permitirnos. Más allá del bullicio, la CDMX guarda rincones que parecen existir en un tiempo paralelo: jardines, reservas ecológicas y oasis culturales que invitan a desconectarse del caos para reconectar con la calma.
Estos espacios verdes no son solo refugios de tranquilidad; son también testigos de historias, arquitectura y naturaleza que se entrelazan con la identidad de la ciudad. Desde el exuberante Jardín Sonoro de la Fonoteca Nacional hasta la opulencia silvestre del Jardín 17 de la Casa Barragán, cada lugar es un recordatorio de que la belleza de la ciudad no solo está en sus edificios, sino también en las pequeñas fugas hacia lo natural.
En esta guía, te llevamos a explorar cinco jardines que transforman la manera en que habitamos la ciudad. Porque a veces, un paseo entre árboles centenarios puede ser el remedio perfecto para el alma citadina.
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Museo Dolores Olmedo
El Museo Dolores Olmedo es uno de los espacios culturales más emblemáticos de la Ciudad de México, albergado en la ex Hacienda La Noria, un lugar que parece detenido en el tiempo en pleno Xochimilco. Aquí se encuentra la mayor colección de obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, Angelina Beloff y Pablo O’Higgins, además de piezas de arte prehispánico, novohispano y popular que hacen del museo un verdadero mosaico de la cultura mexicana.
Dolores Olmedo, mujer de negocios, filántropa y coleccionista apasionada, compró esta hacienda en 1962 y la convirtió en su hogar y oficina principal. Hoy, el museo reúne más de 150 obras de Frida y Diego, además de una fascinante colección de arte folclórico, moderno y colonial. Sus jardines son un espectáculo en sí mismos: pavos reales, gansos, xoloitzcuintles y otras especies se pasean entre esculturas y espacios abiertos que parecen sacados de un sueño.
Las salas de exhibición permanente rinden homenaje no solo a los artistas mencionados, sino también a Angelina Beloff, primera esposa de Rivera, y a la propia Olmedo. Por otro lado, las exposiciones temporales atraen lo mejor del arte contemporáneo internacional, convirtiendo al museo en un destino obligado para amantes del arte y la historia.
Av. México 5843, Col. La Noria, Xochimilco, CDMX.
@elolmedomx
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Jardín 17 Casa Barragán
En medio del caos urbano de la Ciudad de México, Jardín 17 es un remanso verde que respira calma y poesía. Este espacio monocromático en la paleta de verdes, salpicado ocasionalmente por flores blancas y naranjas de jazmines y clivias, representa la visión de Luis Barragán sobre cómo un jardín puede convertirse en un refugio semisalvaje y evocador.
El jardín, adyacente a la icónica Casa Ortega, es una extensión viva de la filosofía de Barragán: permitir que la naturaleza siga su curso con mínima intervención. Su estado actual es el resultado de décadas de crecimiento orgánico, donde la vegetación ha tomado las riendas del diseño, creando un ambiente denso y profundo que transporta a los visitantes a un huerto ancestral.
En 2016, el arquitecto Alberto Kalach restauró el espacio para abrirlo al público, respetando la esencia original del diseño barraganiano. Hoy, este rincón es visitado por amantes de la arquitectura, el arte y la naturaleza, ofreciendo un lugar único para reflexionar y disfrutar de un entorno que celebra la vida en su forma más pura.
Gral. Francisco Ramírez 17, Ampliación Daniel Garza, Miguel Hidalgo, CDMX.
@jardin17barragan
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Jardín Sonoro de la Fonoteca Nacional
La Casa Alvarado, construida en el siglo XVII, de gran valor colonial y ubicada en el antiguo y bello barrio de Coyoacán, fue elegida como el recinto cardinal de la Fonoteca Nacional. Ahí se almacenan las documentaciones sonoras más importantes del país, desde piezas musicales hasta pedazos de intervenciones sonoras con poesía, piezas de arte sonoro, radionovelas, registros sonoros grabados por personas voluntarias, etcétera.
En la Fonoteca Nacional encontrarás conciertos, charlas, conferencias, y en su hermoso jardín sonoro siempre podrás disfrutar de alguna pieza experimental. Esta institución resguarda más de 37 mil horas de archivos sonoros, que también incluyen entrevistas y programas de radio, que inundaron el gusto cultural de los mexicanos durante décadas.
La Fonoteca cuenta con un jardín sonoro, en el que puedes relajarte mientras escuchas algunas de las piezas del acervo. También cuenta con un jardín grande en la parte de atrás, que se conecta con el Centro de Artes Vivas, otro espacio que debes visitar en Coyoacán.
Francisco Sosa 383, Santa Catarina Coyoacán.
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Museo Casa de la Bola
Ubicado en la histórica Tacubaya, la Casa de la Bola es un testimonio de la transición entre el México virreinal y el moderno. En sus orígenes, esta finca campestre producía aceite de oliva y pulque, rodeada por huertos y magueyes. Hoy, el espacio conserva su esencia colonial con un estilo ecléctico añadido por Antonio Haghenbeck, último propietario de la casa, quien transformó el inmueble en un santuario del siglo XIX.
El museo cuenta con patios empedrados, corredores de cantera y un jardín de estilo europeo, adornado con fuentes, esculturas y vestigios coloniales como estanques y canales de barro. Un recorrido por sus interiores es viajar en el tiempo a través de una curaduría que combina arte, historia y un entorno natural que envuelve al visitante.
Parque Lira 136, esquina con Observatorio, Tacubaya
Domingo, 11:00 a 17:00 hrs. Visitas especiales bajo cita previa.
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Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel
La Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) es un ecosistema único en el Valle de México, con una biodiversidad impresionante que incluye 300 especies de plantas nativas, 800 artrópodos y 30 mamíferos. Este paisaje nació de la lava del volcán Xitle hace más de 1,670 años, y es una de las áreas naturales más importantes protegidas por la UNAM.
La REPSA no solo es un santuario para la investigación científica sobre libélulas, murciélagos, y polinizadores como los agaves, sino también un espacio vital para la recarga del acuífero, la captación de dióxido de carbono y la regulación del clima y el ruido en la ciudad. Conservar este tesoro ecológico es una responsabilidad compartida, y su riqueza es testimonio de la importancia de preservar lo natural en un entorno urbano.
Dentro de las instalaciones de la UNAM, CDMX