En el número 426 de la calle 5 de Febrero en la colonia Algarín se encuentra la escuela de japonés Chuo Gakuen, la más antigua de la ciudad. El 5 de diciembre de 1944, en medio de las restricciones que el gobierno mexicano impuso a la colonia japonesa en el país, los miembros del Comité de Ayuda Mutua (Kyoeikai) lograron obtener los permisos para fundar una escuela que permitiera continuar con la enseñanza del japonés a los descendientes de japoneses de segunda (nisei) y tercera generación (sansei).
En México existen registros de escuelas de japonés para estos descendientes en otros estados como Chiapas (La Aurora y La Esperanza), y en Sonora (Río Mayo). Pero en la Ciudad de México, la escuela de japonés Chuo Gakuen se convirtió en la primera de su tipo en 1944, abriendo camino a que posteriormente se instalaran tres escuelas más en Tacuba, Tlalpan y Contreras. Años más tarde, en 1977 se crea el famoso Liceo Mexicano Japonés, sin embargo, el papel de Chuo Gakuen fue fundamental en la consolidación de una comunidad japonesa en la ciudad.
Si bien desde hace varios años existían importantes comunidades de migrantes japoneses en todo el país, durante la II Guerra Mundial se decretó que todas las personas de origen japonés que vivieran en las zonas costeras o fronterizas debían trasladarse a diferentes ciudades del centro del país, lo que provocó que, en la mayoría de los casos, perdieran sus hogares y pertenencias. El Kyoeikai se organizó para dar alojamiento y encontrar espacios para las personas que llegaban a la Ciudad de México, pero también se dieron cuenta de la importancia de compartir el idioma y las tradiciones japonesas pues no sabían si podrían regresar a Japón, por lo que preservar y compartir estos aspectos de la cultura fue una prioridad.
Gracias al apoyo de la comunidad, Chuo Gakuen se ha mantenido de pie como escuela de japonés. El edificio en el que se encuentra solía ser una fábrica de botones de concha, por lo que en un principio los padres de familia debieron adecuar el espacio para que las niñas, niños y adolescentes pudieran tomar las clases que los mismos padres de familia impartían. Con el paso de los años y gracias al apoyo y donaciones de la comunidad, el gobierno japonés, diversas asociaciones, así como de las y los exalumnos, la escuela pudo crecer y consolidarse. Por ejemplo, en 1964, , el anterior Emperador Akihito y la Emperatriz Michiko, entonces Príncipes Herederos al Trono, donaron una enciclopedia a la escuela; en años sucesivos, varios padres de familia ofrecieron donaciones como un piano o equipo para el escenario; y gracias a la confianza y solidaridad de la comunidad se pudo comprar el edificio.
Por muchos años, esta ex fábrica de botones en la colonia Algarin fue el lugar de encuentro de la comunidad, ya que no existía la Residencia del Embajador ni la Asociación México-Japonesa, entonces ahí se llevaban a cabo las bodas, la fiesta de año nuevo y el saludo del Embajador, se celebraba el aniversario del Emperador y diversas festividades niponas; incluso Hideki Yukawa, primer Premio Nobel de física de Japón, y su esposa fueron recibidos en las instalaciones de Chuo Gakuen durante su visita a México. Con el paso del tiempo, los espacios de encuentro de la colonia japonesa en la ciudad se fueron diversificando, así como los espacios de enseñanza del japonés.
El modelo de educación de Chuo Gakuen estaba pensado principalmente para transmitir la lengua y las tradiciones a los miembros de la propia comunidad, así que los niños, niñas y adolescentes nisei y sansei acudían diariamente a la escuela después de sus clases en la primaria o secundaria mexicana y por las tardes aprendían japonés pero también escritura con pincel, ábaco japonés, judo, bailes tradicionales o a tocar instrumentos musicales.
Con la apertura del Liceo Mexicano Japonés en 1977 muchos de los y las alumnas de la escuela se trasladaron a las nuevas instalaciones al sur de la ciudad y en ese momento, se llegó a pensar en cerrar Chuo Gakuen, como había sucedido con las escuelas de Tacuba, Tacubaya y Contreras. Sin embargo, un grupo de madres y padres de familia consiguieron que la escuela siguiera en funcionamiento. El Profesor Ebisawa Kiyoshi, quien había sido Director de Chuo Gakuen desde 1954, asumió la dirección del Liceo Mexicano Japonés, y la maestra Kazuko Minami quedó como Directora en la escuela de la Algarín.
Y si bien, por mucho tiempo la escuela estuvo destinada principalmente a la comunidad japonesa, desde hace más de 30 años las y los niños mexicanos forman parte del alumnado de Chuo Gakuen. Posteriormente, en la primera década de los 2000s, se abrieron los cursos sabatinos para adolescentes y adultos que estuvieran interesados en el idioma y la cultura japonesa, con ello comenzó una nueva etapa en la vida de la escuela, pues su función ya no fue solamente preservar las tradiciones de la comunidad, sino compartirlas con cada vez más personas y acercar a los habitantes de la ciudad a la cultura japonesa.
En diciembre, Chuo Gakuen cumple 77 años de ser un punto de referencia y un lugar de historia y nostalgia para la comunidad japonesa en la Ciudad de México. Si quieres conocer más de su historia o sobre sus cursos puedes visitar su sitio.