A unos 400 metros del Palacio de Bellas Artes, exactamente en la calle de López número 23, existe un edificio que sirvió como un punto de reunión nazi en la Ciudad de México en la década de los treinta. El Casino Alemán abrió sus puertas a inicios del siglo XIX, cuando un gran número de alemanes migraron a México después del estallido de las revoluciones de 1848 a 1849, mucho antes de los primeros indicios de Hitler.

Ellos abrieron el casino en junio de 1848 para unificar a todos sus compatriotas sin importar sus lealtades políticas. El Casino Alemán tuvo dos sedes aquí, ambas en lo que hoy es la calle Francisco I. Madero y duraron allí hasta el 31 de diciembre de 1907 en que se mudaron a la calle de López. Este edificio era tan grande en ese momento que había un boliche, un salón de billar, una biblioteca con 6000 libros, un salón de teatro y baile y una sala de juntas y recepciones que luego sería cuna de simpatizantes del führer.

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Así luce hoy la fachada del antiguo Casino Alemán.

A finales del siglo XIX, ya en el gobierno de Porfirio Díaz, México albergaba poco más de 500 alemanes y el edificio tenía mucho movimiento. Llegaban más refugiados alemanes interesados en fundar empresas en México, un país que estaba pasando por un momento de bonanza. De hecho, la electrificación del centro de la ciudad se la debemos a la empresa alemana Siemens y Halske con su proyecto al Ayuntamiento de la ciudad en 1897.

La comunidad nazi en la Cuidad de México

En la década de 1930 en el Casino Alemán fueron colocadas dos banderas del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán. Las banderas estaban a los costados de la bandera mexicana, pero eso no fue extraño para las personas que transitaban por la calle de López. En ese momento, a inicios de los 30, la noticia del fascismo todavía era demasiado débil. Los periódicos hablaban de aviones alemanes invisibles que bombardeaban toda Europa pero el pueblo mexicano, al menos quienes no leían los periódicos, no reparaba en eso.

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Las astas donde alguna vez ondearon las banderas nazis hoy son soportes para antenas de televisión.

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Reunión en el Casino Alemán. Foto: Diario La Jornada

La noche del 13 de mayo de 1942 el submarino alemán U-564 hundió un buque petrolero que se dirigía a Estados Unidos. Bajo la advertencia de que la marina nazi hundiría cualquier barco que llevara petróleo a Estados Unidos, el “Potrero del Llano” partió del puerto de Tampico cargado con 40 mil barriles de petróleo y a las 11:55 de ese mismo día el barco se convirtió en el primer navío mexicano hundido por las fuerzas alemanas. El segundo ataque ocurrió siete días después, el 20 de mayo. De nuevo un submarino alemán abrió fuego en contra del petrolero mexicano “Faja de Oro”. Fue entonces la inolvidable fecha en que México declaró la guerra a todas las potencias del eje.

El desalojo del Casino Alemán

Con México ya abiertamente en guerra, la gente empezó a voltear a ver el Casino Alemán y las banderas nazis que ondeaban de sus balcones.  A pesar de que organizaciones de emigrantes como “Alemania libre” y “Liga pro-Cultura Alemana” declararon que estarían del lado de México, ni el gobierno ni la población se sentían seguros sabiendo que había simpatizantes de Hitler viviendo en el centro del país e intervinieron todos los negocios y organismos alemanes. La famosa ferretería Casa Boker de 16 de septiembre en el Centro, por ejemplo, fue uno de los negocios forzados a cerrar sus puertas durante la intervención.

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Después de que un grupo de personas entrara por la fuerza en 1942, el edificio del Casino Alemán quedó deteriorado.

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Algunos de los vidrios rotos del Casino Alemán nunca fueron reemplazados.

En 1943, el gobierno confiscó el Casino Alemán, abierta y descaradamente afiliado al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, y lo entregó a la Confederación Nacional Campesina. Pero los habitantes de la ciudad ya habían atacado el casino  en 1942 justo después de leer la noticia del bombardeo al barco. De hecho trataron de incendiar el edificio para expulsar a los alemanes simpatizantes que estaban adentro, pero intervino la policía porque el repudio a los nazis se estaba saliendo de las manos.

La nueva función del Casino Alemán

Poco después de que el casino pasó a manos de La Confederación Nacional Campesina, la acondicionaron como un refugio temporal de los pueblos indigenas de todo el país. Pero en 1993 y hasta ahora, el Movimiento de Unificación y Lucha Triqui lo convirtió en su base en la capital del país y  llegó a ser hogar de unas 120 familias. Ahora sirve como una especie de ocupa triqui donde también los artesanos indigenas venden sus productos. Del antiguo Casino Alemán ya sólo quedan las astas donde alguna vez ondearon las banderas nazis y que hoy son la base de viejas antenas de televisión.

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