La colonia Cuauhtémoc esconde algunas obras emblemáticas del movimiento moderno en la CDMX: el Condominio Reforma, ubicado en Reforma esquina con Río Guadalquivir; el edificio de departamentos en el número 37 de Río Balsas y una pequeña casa sobre Río Po. Todos estos edificios comparten una cosa en común, el arquitecto detrás de ellos: Mario Pani, una de las principales figuras de la arquitectura mexicana moderna. Tuvimos la oportunidad de visitar Casa Pani, esta pequeña casa construida en 1962, que hoy tiene una nueva vida.
Es imposible imaginar la CDMX actual sin Mario Pani, su obra se extiende a lo largo de toda la CDMX desde Polanco, con el Conservatorio Nacional de Música, hasta el sur de la ciudad, pues fue parte del grupo de arquitectos que proyectó Ciudad Universitaria. Y aunque participó en una gran variedad de proyectos, la arquitectura habitacional fue uno de sus principales intereses, tal como lo podemos ver en grandes proyectos como el CUPA, el multifamiliar Juárez, el multifamiliar de Santa Fe, incluso el edificio de viviendas para profesores en CU y el Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco, sin embargo, en su obra también podemos encontrar algunas casas.
La primera casa que construyó Pani en la ciudad fue en 1935 por encargo de su padre, ya que quería una casa para la familia. En 1962 y después de muchas obras en la ciudad, termina la construcción de una casa para una pequeña familia, la cual fue habitada hasta hace algunos años cuando decidieron ponerla en venta. Fue en este momento cuando Miggi Hood, Marie Cazalaa y Yola Jimenez decidieron recuperar esta joya escondida, lo cual requirió de una gran labor de restauración y renovación, pues con el uso, la casa había sufrido algunas alteraciones y al mismo tiempo que querían recuperar la obra original, buscaban crear un espacio que se adaptara a nuevas necesidades.
El espacio que originalmente ocupaba la cochera fue renovado, de tal forma que se convirtió en una sala y comedor, resalta la bóveda catalana original. En los dos niveles siguientes se adaptaron cuatro habitaciones—cada una con su baño propio—, incluso una de estas habitaciones cuenta con su propia terraza con vista a la calle, que a pesar de estar a unas cuantas cuadras de Reforma, es bastante tranquila. En la planta baja también se encuentra la cocina, un comedor y algunos sillones para descansar.
Al atravesar dos pequeños patios, en la parte posterior del terreno se encuentran los nuevos elementos de la casa: una alberca escultórica diseñada por la propia Miggi Hood así como dos habitaciones más y una terraza. Lo que destaca de esta nueva construcción es la escalera de caracol metálica y la vista hacía el Templo Santísimo Redentor diseñada y construida por el ingeniero José Fernández Cangas, con vitrales de Kitzia Hofmann, un punto de referencia de la colonia.
Si bien el espacio por sí mismo es increíble, lo que más nos sorprendió de Casa Pani fueron los pequeños detalles. Por una parte, en el pasillo que conecta ambas partes de la casa se encuentra un piso hecho con diferentes piezas de mármol, el cuál es parte del diseño original. En el mobiliario podemos encontrar piezas de Vladimir Kagan, Michael Van Beuren, Paolo Buffa, Giovanni Offredi, lámparas de Artemide y algunos muebles de La Metropolitana. Una de las habitaciones está decorada con dos puertas corredizas diseñadas por Eugenio Escudero, tapetes que trajeron desde Marruecos y una mesa diseñada por Tallulah Hood en Taller Nacional. Las camas, por ejemplo, fueron diseñadas expresamente para Casa Pani y fabricadas en la ciudad.
Además en toda la casa se encuentran piezas de arte como pinturas y dibujos de Emma Kohlman, Julia Condon, Damian Brown, James HD Brown, Alina Perkins, piezas textiles de Josep Maynou y fotografías de Iiu Susiraja.
Casa Pani es un proyecto importante porque recupera parte del patrimonio arquitectónico de la ciudad y te permite habitarlo. Si quieres pasar un fin de semana de staycation o visitar la ciudad, puedes reservar una o las seis habitaciones desde la plataforma de Airbnb.