Considero que los lugares más interesantes son los que se abren como un espacio por habitar, intervenir o reinterpretar. Así es ARRRCO, un nuevo taller creativo en la CDMX que no es galería, ni restaurante, ni centro cultural… pero tiene algo de todo eso. Es, ante todo, un lienzo en blanco. Un sitio donde el arte, la gastronomía y la comunidad suceden de forma orgánica, y están en constante transformación.
ARRRCO no nació de una idea cerrada, sino de una necesidad: crear un espacio vivo para compartir procesos, perspectivas y formas de hacer. En su centro hay una idea generosa y flexible: un artista residente interviene el espacio cada siete semanas, lo cual mantiene el lugar en cambio permanente, como si fuera una obra colectiva en expansión. El resultado es un sitio en el que siempre está pasando algo.

El artista en residencia con el que inauguran el espacio es Andrés Monnier, artista visual y diseñador cuyo trabajo se mueve entre lo simbólico y lo doméstico, lo personal y lo colectivo. Su intervención en ARRRCO no solo toma el espacio físico, sino que propone un lenguaje visual y una serie de acciones (entre objetos, talleres, comidas y dinámicas) que funcionan como una primera capa de sentido.
Esta intervención se manifiesta en distintos formatos: esculturas que confrontan la permanencia, piezas en cerámica que encapsulan pensamiento y emoción, e ilustraciones que abordan temas complejos desde una estética lúdica y directa. Cada elemento forma parte de un relato mayor que invita a la introspección, al humor como resistencia y a la exploración de lo que significa habitar un espacio, físico y mental, de manera consciente.


Un canvas en movimiento
Pensado como un taller expandido, ARRRCO apuesta por la expresión multidisciplinaria. Aquí caben talleres, sesiones colaborativas, cenas temáticas, instalaciones, performances o simplemente la posibilidad de observar cómo alguien crea en tiempo real.
Más que ofrecer una programación rígida, ARRRCO propone una experiencia: cada visita es distinta porque el espacio mismo cambia. Cada intervención artística redibuja sus límites. Y cada reunión —ya sea en torno a una comida o a una conversación— suma algo a esa identidad mutable que están construyendo.


Arte que se toca, se come, se comparte
ARRRCO también entiende que la creatividad no está separada del cuerpo ni de lo cotidiano. Por eso la gastronomía ocupa un lugar importante en la propuesta: no solo como acompañamiento, sino como forma de diálogo. Las experiencias culinarias se integran a las residencias y talleres como parte del proceso creativo, no como un añadido decorativo. El chef, Álvaro Vásquez (formado entre Perú y México, pasando por cocinas como las de Central, Astrid yGastón, Caracol de Mar yPujol) interviene al propuesta culinaria de ARRRCO con creaciones de inspiración latino-asiática. A su vez, periódicamente interpreta el relato conceptual de cada artista mediante creaciones culinarias que se convierten en una extensión de al obra expuesta a través de un menú de cuatro tiempos que complementa a las opciones existentes del lugar.
Comer, mirar, escuchar y participar: todo ocurre al mismo nivel. No hay jerarquías entre disciplinas ni fronteras entre públicos. Este es un espacio para quienes creen que el arte no tiene por qué quedarse en los muros.

Hecho en la CDMX, pensado para compartirse
ARRRCO es parte de una generación de espacios que entienden el arte como proceso, el diseño como forma de pensamiento, y la ciudad como lugar común para crear en colectivo. Lo que aquí sucede no busca validación institucional ni respuesta de algoritmo. Solo conexión.
Si te interesa lo multidisciplinario, si te mueve la creación colaborativa, si te inspira estar cerca de quienes hacen sin receta ni molde, ARRRCO es un lugar que querrás conocer (y volver, porque nunca será igual).
@arrrco___
Lisboa 3, Juárez
Entrada libre, con actividades puntuales