En los años 50, el municipio de Tultitlán de Mariano Escobedo en el Estado de México todavía era en su mayoría rural, con sus tierras destinadas a la ganadería y la agricultura. Sin embargo, en esta misma década el proceso de urbanización trajo la autopista México-Querétaro, inaugurada en octubre de 1958 y la construcción de la planta de Bacardí, la cual se convirtió en el único edificio del arquitecto alemán Mies van der Rohe en Latinoamérica.
El entonces presidente de la compañía Bacardí, José María Bosch, tenía la intención de construir un edificio para las oficinas centrales en Cuba y después de ver las fotografías del Crown Hall en el Instituto de Tecnología de Illinois en la revista LIFE, supo que el arquitecto indicado para ello era Mies van der Rohe. Así, cuando Bosch contrató al legendario arquitecto en 1957, le dijo : “Mi oficina ideal es aquella en la que no existen divisiones, en la que todos, tanto jefes como empleados, se ven unos a otros”.
Para la construcción de este edificio Mies van der Rohe viajó a Cuba en compañía del arquitecto estadounidense Gene Summers, ahí supieron que un edificio con cristales y acero como el Crown Hall era imposible por las condiciones climáticas y lo difícil que era conseguir acero en la isla. Finalmente en enero de 1959, Mies viajó a La Habana para presenter el diseño final: un volumen cuadrado soportado por dos columnas de cada lado. Sin embargo, ese mismo mes triunfaría la Revolución cubana y con ello, la compañía Bacardí se vio obligada a cerrar operaciones y a abandonar el proyecto arquitectónico.
Van Der Rohe y Bosch se empeñaron en usar el diseño que ya se había entregado. Se dice que el arquitecto tomó como base el edificio de Cuba para la construcción del Neue Nationalgalerie en Berlín, mientras que el empresario mexicano pensó que sería buena idea continuar con el diseño de Mies para su próxima planta en el Estado.
Fue así cómo Mies van der Rohe visitó México en noviembre de 1958, con el fin de conocer el sitio en donde estaría su primer y único edificio en Latinoamérica. A pesar de que no existen muchos registros de esta singular visita a México, Summer señaló que fueron recibidos en el aeropuerto por cerca de 100 arquitectos mexicanos –en el archivo de Pedro Ramírez Vázquez existen fotografías de Mies van der Rohe a lado de Enrique del Moral, Nicolás Mariscal, Abraham Zabludovsky, Pedro Ramírez Vázquez, Vladimir Kaspé, Félix Candela, Carlos Obregón Santacilia, Jorge González Reyna, y Alberto Arai, por mencionar algunos. A pesar de las pruebas, se corrió el rumor de que el arquitecto alemán nunca visitó México y que sólo envió los planos al equipo de Bosch.
Aunque su visita fue corta, bastó para que Ludwig Mies van der Rohe diseñara todo un proyecto de conjunto para la fabrica de alcohol, además del edificio de oficinas original. El proyecto de Mies estaba conformado por varios edificios que se extendían en las hectáreas del terrero, un comedor y una caseta de acceso. Cabe señalar que ninguno de estos edificios fue comisionado por Bosch y por lo tanto nunca se construyeron, sólo el pabellón, el cual se encuentra al norte del conjunto, y que algunos críticos han considerado podría considerarse es una variación de la Casa Edith Farnsworth de 1945.
Las Oficinas Bacardí se construyeron en 1961 en Tultitlán de Mariano Escobedo, EDOMEX –el volumen de acero y vidrio se rodeaba de grandes jardines conformados por 30,000 tulipanes y dalias. El conjunto de la planta fue completado por una zona de embotellado y envejecimiento, diseñado por el arquitecto Félix Candela y en reconocimiento a la obra del arquitecto alemán, este edificio fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2001.
Las Oficinas Bacardí de Mies van der Rohe no están abiertas al público, a excepción de eventos especiales.