“Nunca quise ser una belleza ni un ser excepcional. Yo quería ser una señora común y corriente porque mi modelo siempre ha sido mi mamá”, cuenta Samantha Flores de 85 años, quien es parte del colectivo trans de la ciudad y presidenta de la asociación civil Laetus Vitae, “vida alegre” en latín. Samantha se propuso abrir una casa hogar para personas de la tercera edad pertenecientes a la comunidad LGBTTI+ y lo logró.
Su argumento es que los adultos mayores heterosexuales están olvidados, abandonados, arrinconados y segregados. Pero los adultos mayores LGBT son invisibles. Nadie sabe que existen. “No estamos casados, ni tenemos hijos, ni familia. Estamos solos. Necesitamos formar un grupo de gente de la tercera edad para cubrir nuestras necesidades de afecto”, relata.
Laetus Vitae, en el centro, se trata de remediar problemas de soledad de la comunidad LGBTTI, no necesariamente de salud. “Aunque si alguien me dice que tiene una amiga íntima que no es gay pero que quiere venir con nosotros será bienvenida”, cuenta Samantha. “O si otro tiene un amigo muy macho con el que se emborracha los fines de semana que dice: ‘Yo quiero ver que hacen todos los jotos ahí reunidos’, también le abriremos las puertas. Fuimos rechazados durante tantos años, que no vamos a empezar a discriminar ahora”, cuenta.
Según un estudio realizado por Gallup, el 3.4% de los adultos en México se identifican como LGBT, aproximadamente 9 millones de personas, de las cuales según el INEGI 1 millón son adultos mayores, y 433,000 de ellos se encuentran en situación de pobreza multidimensional.
El objetivo de esta asociación es darle voz a este mensaje, hacerlo llegar no solo a la comunidad LGBT+ sino al mundo entero; por un lado recaudando fondos para poner en marcha el albergue, crear comunidad, familia y una mejor calidad de vida para ellos, y por otro, no menos importante, crear conciencia y hacer que este grupo vulnerable brille de nuevo. Hasta ahora los donativos que han recaudado ya fueron utilizados en la renta de una casa, la cual han acondicionado para que funcione como centro de atención, donde brindan acompañamiento, asesoría psicológica y realizan actividades recreativas para la tercera edad. Aún falta mucho.
Samantha Flores, nació en Orizaba, Veracruz en 1932, es una mujer trans, activista, que desde hace 22 años ha luchado por los derechos de la comunidad LGBT+ y las personas que viven con VIH. Por favor vean su video para enamorarse de ella y, si pueden, donar.
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