A los fanáticos del anime y el manga japonés se les llama otakus, y este es su paraíso. Como su nombre lo dice, la FrikiPlaza es el epicentro de la cultura friki, gamer y pop japonés, y en la Ciudad de México tiene un público asombrosamente vasto. Pero para el visitante común, aquel que no es tan apasionado de la parafernalia “friki”, como ellos le llaman, la FrikiPlaza es un mundo por descubrir: pasear por sus es un constante bombardeo de hallazgos.
Por lo increíble que es la cultura pop asiática –sobre todo la japonesa y coreana–, la FrikiPlaza resulta un mundo irresistible. Reúne lo más exquisito de los gustos de los frikis, como ellos se hacen llamar. Cada vez que sale un juego nuevo aquí es a donde los gamers corren a conseguirlo. Desde luego, también los hay meros aficionados que compran anime de terror, amor, guerra y mucha ciencia ficción. Y no es que todo esto no se pueda conseguir en Internet, es que la plaza funciona también como un club social y una suerte de universo de realidad aumentada donde sentirse cómodo.
Como las televisiones de muchos establecimientos, donde se ven telenovelas, en las televisiones de los puestos de la FrikiPlaza se ven doramas, como se le llama a las series de drama que no son anime. Por ejemplo Boys Over Flowers, uno de los doramas más comprados porque es una especie de RBD con 90210 pero en Asia. O también hay videos de boybands o girlbands k-pop o j-pop, con coreografías brillantes y ritmos muy familiares.
En 4 niveles están todos los objetos de la cultura mediática japonesa, coreana, china y tailandesa. La experiencia depende mucho del día en que lo visites; en viernes o sábado por la tarde el lugar podría reventar. De cualquier manera, los productos son los mismos y son en sí mismos una gran experiencia. En los primeros dos pisos de este limbo de la economía informal predominan los videojuegos, el k-pop, el j-pop, los doramas, el anime y los dulces –como los Pocky de matcha. Tantos animes como imagines (o los mangas en que están basados). Desde Death Note o Tekkonkinkreet, Naruto, Evangelion hasta Mushishi o Attack on Titan. Lo bueno de visitar la FrikiPlaza y no saber nada es que la mayoría de los que atienden te pueden guiar.
Pero también hay mucho más. Hay puestos de disfraces cosplay con pelucas larguísimas, pupilentes de colores (son súper populares allá) o atuendos victorianos; otros de videos y muñecas hentai, el porno japonés animado. Y, por supuesto, rincones con los famosos productos de belleza coreanos –que brillan por su calidad– como mascarillas de TonyMoly, tratamientos de oro de Banobagi o mascarillas de labios P’ilaten. Aunque, como tip, en tiendas como Koco, en la Juárez, o la increíble tienda mexicana en línea Momiji hay más variedad y mejores precios.
En el piso 3 se encuentra un food court de comida rápida asiática (mil tipos de ramen) y pizzas. Pero lo mejor allí son los torneos que se arman todos los días de cartas del manga Yu-Gi-Oh! Sentados en mesas comunales, algunos juegan e intercambian cartas, otros las venden, otros observan. Esta es la antesala del último nivel: el área gamer con techo húmedo en forma de nave industrial. El bochorno que se siente aquí proviene del sudor de los cientos que llevan horas jugando pump it up, maquinitas o torneos de Smash en cabinas medio oscuras, tirados en sillones rojos y negros.
¿Y qué comen y toman los gamers para sobrevivir tantas horas de juego?
En la plaza hay alrededor de 30 puestos que venden toda la comida –asiática y no tan asiática– que forma parte del imaginario friki-vaporwave. Hay para todos los gustos: allí cualquier platillo puede tropicalizarse con queso y salsas mexicanas. Estos son algunos de los platillos y bebidas en sus menús:
– Ramen, mucho ramen
– Udon
– Sushi
– Pan al vapor de O’Mandu con figuras k-pop
– Calpis
– Glinter (refresco de frutas)
– Té Arizona
– Bubble tea (bebida taiwanesa)
– Coca Cola de vainilla y cereza
Una visita a la FrikiPlaza es, como este artículo, una miniatura de todo lo que pasa allí. Este núcleo de la cultura geek tiene demasiada información, pero ese es su encanto. La cultura popular japonesa y coreana está de moda (lo friki llegó para quedarse), y tal vez hablar de la FrikiPlaza puede resultar un lugar común pero visitarla es todo lo contrario.
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