Desde una vista satelital, el cruce de avenida Universidad con División del Norte —donde se encuentra uno de los puentes peatonales más extensos del mundo— forma el nacimiento de una X que bien podría entenderse, en la psicogeografía de la ciudad, como las coordenadas cero de un nuevo centro para la Ciudad de México. Desde aquí, el resto de la ciudad se distribuye de manera casi equidistante. Si la Roma y la Condesa son las colonias de la buena vida, la zona que comprende la Del Valle, la Narvarte y, en cierta medida, la Nápoles, es el territorio de lo normcore, donde lo cotidiano es virtud.

arquitectura

Ésta es la parte doméstica de la ciudad, la de los restaurantes con menú infantil y albercas de pelotas. La de los colegios (como el Centro Universitario México, de José Villagrán, en la calle Nicolás San Juan) y las iglesias (la Iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa, de Félix Candela; el Templo de Santa Mónica, de Fernando López Cardona y Carlos Ríos López, junto con Candela también; la Parroquia de Nuestra Señora de la Piedad, de Enrique Langenscheidt, o la extraña Iglesia del Purísimo Corazón de María, de Luis Olvera y Antonio Muñoz, famosa por haber aparecido junto con Leonardo DiCaprio en Romeo + Julieta, de Baz Luhrmann, y jocosamente conocida entre los vecinos como “Nuestra Señora del Tránsito”, por la postura de la Virgen María de cuatro metros de altura que la corona y que parece estar dirigiendo el purgatorio vial debajo de ella).

arquitectura

Con una demografía equilibrada y una alta presencia de oficinas, el verdadero centro de la ciudad compensa sus carencias de oferta cultural con una diversidad de parques y plazas, como el Parque Hundido o el Parque de los Venados, y un amplio anecdotario en torno a sus construcciones. Por ejemplo, está la Torre de Mexicana de Aviación, una obra más bien escueta de Pedro Ramírez Vázquez que, en un extraño paralelismo con la controversial Torre Panam de Walter Gropius, en Manhattan —cuyo nombre cambió a Torre MetLife luego del quiebre de la aerolínea—, pasó a ser la Torre AXA en 2011 por los mismos motivos. De la aviación al negocio de las aseguradoras.

arquitectura

En este tenor, el World Trade Center, con poco más de 200 metros de altura, en la Nápoles, es —y seguirá siendo, por lo menos hasta la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad— el referente visual con el que los pilotos viran para iniciar su rutina de aterrizaje en la Ciudad de México. Con anticipación al auge de los rascacielos sobre Santa Fe y avenida Paseo de la Reforma, en 1972 se quiso inaugurar el Hotel de México, un proyecto fallido de Guillermo Rossell de la Lama. La construcción arrancó en 1966 con la expectativa de construir el hotel más alto del mundo en ese entonces, a tiempo para los Juegos Olímpicos de 1968. La estructura se completó hasta 1972, pero por problemas presupuestales y las crisis económicas del país el proyecto quedó inconcluso (sólo abrió al público el restaurante giratorio y club nocturno del último piso). En 1992 arrancó su reconversión en World Trade Center, como emblema del salinato, y apenas libró la crisis de 1994.

arquitectura

Desde 1971, el Polyforum Siqueiros presume sus 8,700 metros cuadrados de superficie de mural, nada más. A la obra se le tuvo que construir un edificio ex profeso en el mismo conjunto urbano que el Hotel de México. A pesar de que este “poliforo” de usos múltiples fue declarado monumento artístico en los ochenta, hace poco los dueños del predio donde se ubica amenazaron con “reubicarlo” o construirle una torre encima, con lo que encendieron las alarmas (más bien tímidas) de los conservacionistas modernos locales. Tanto las calles de la Nápoles como las de la Narvarte y Del Valle albergan ejemplos de la normalización de una clase de arquitectura sin renombres y sin sobresaltos, una modernidad familiar y esperanzadora, la del Milagro Mexicano y el mosaico veneciano. Aquí no hay tantos arquitectos famosos ni edificios de firma, pero la agradable escala de sus construcciones y calles, la accesibilidad y el generoso arbolado mantienen estas colonias vigentes y deseables, casi un siglo después de haber sido creadas, sostenidas por el optimismo clasemediero.

arquitectura

Como en la zona predomina el uso residencial, por descarte, en el ámbito de lo doméstico, encontramos algunas de sus obras más interesantes en todas las escalas, desde el multifamiliar hasta el pequeño edificio de departamentos. Es conocida la anécdota de que al revisar para su publicación las fotografías del Centro Urbano Presidente Alemán (CUPA), el consejo editorial de la revista L’Architecture d’Aujourd’hui le escribió a Mario Pani para comunicarle que se reservaban el derecho de publicar obras construidas, y no maquetas de proyectos. El mundo no podía creer que la Ville Radieuse se hubiese consumado en la Ciudad de México, menos todavía en la colonia Del Valle. Este auténtico hito urbano fue retratado en el documental Mi multi es mi multi, una historia oral del edificio.

arquitectura

El arquitecto David Cymet Lerer construyó, en 1952, un edificio de departamentos en Providencia 3, esquina con Obrero Mundial. Este edificio de 10 niveles, sumamente discreto, pone de manifiesto el impulso de las ciudades de ir hacia arriba, reflejado en sus tres núcleos expuestos de circulación vertical. La construcción es un brillante ejemplo de cómo la arquitectura que está mejor resuelta suele explicarse por sí sola. A unas calles de ahí encontramos la Quinta Eugenia, del Grupo de Diseño Urbano de Mario Schjetnan y José Pérez Maldonado, con sus audaces diseños de juegos infantiles y una escultura de Mathias Goeritz. El Edificio Parroquia, de Alberto Kalach, trajo la vanguardia noventera a la Del Valle y todavía está entre los mejores edificios en la zona, aunque, recientemente, despachos como TAV Taller Veinticuatro, HGR Arquitectos y Taller13 han actualizado la oferta inmobiliaria con edificios interesantes en los que se antoja vivir —que ya es decir bastante—. Incluso en 23 metros cuadrados de un patio trasero de una casa en la Del Valle se puede hacer arquitectura propositiva, como lo demuestra el Mini-Estudio de FRENTEarquitectura.

arquitectura

Lo que da pena constatar es que, quizá por ese mismo carácter familiar de la arquitectura en esta zona y por su condición de uso común, la conservación del patrimonio en estas colonias no figura demasiado y gran parte de la arquitectura más excitante que se construyó aquí ha desaparecido: la inspiración neomaya de la Glorieta Riviera y el Teocalli Supper Club, de Manuel Amábilis; las casas gemelas Behn-Zollinger, que al parecer fueron las primeras propiamente modernas en toda la ciudad, construidas en 1929; el Cine Continental, inaugurado en 1958 y luego, a mediados de los setenta, transformado en castillo tipo Bella Durmiente, donde se proyectaban matinés de películas de Disney; el Tomboy de Insurgentes, frente al Parque Hundido, un ensayo de arquitectura de la era espacial Googie para un intento de hamburguesería gringa en la época de la sustitución de importaciones, o el De Todo de Félix Cuevas, la tienda departamental con logotipo de Lance Wyman inspirado en los poemas concretos de Mathias Goeritz… Todo queda sólo en la memoria de algunos de los vecinos de más arraigo en la zona.