Las barberías y los salones de belleza de barrio, no sólo han servido como un lugar para mantener la estética personal, también han sido recintos donde la comunidad se reúne para el desahogo personal. Los tiempos y las modas cambian, el barrio se transforma, pero algunos permanecen como oasis para las generaciones anteriores.
Curiosa por estos lugares que me transportan a momentos de infancia cuando descubrí los rituales del embellecimiento, me acerqué a varios para conocer un poco sobre su visión a través de las décadas en la colonia Polanco.
Después de varios rechazos, porque al explicar que escribía un texto para un medio de internet, era casi como pedirles que vendieran su alma al diablo; pude platicar con un par de dueños de un salón de belleza y de una barbería, que amablemente me compartieron su tiempo para contarme su perspectiva con la experiencia de los años.
Salón de Belleza Mavis
Av. Isaac Newton 152
“La verdad no sé cuántos años lleva abierto el salón. Nosotros estamos desde el 68.” Me dice la dueña actual, que no se llama Mavis como yo estaba asumiendo. “Nunca se ha llamado de otra forma. Siempre se ha llamado así desde que existe.” El salón de belleza Mavis, antes de pasar a las manos de la dueña actual estuvo 10 años con otra y antes de eso, con otra.
Entrar es cruzar un portal del tiempo. Del bullicio de Newton casi con Homero, entro a un espacio que me transporta con su estética y olores a un recuerdo real y a muchos otros que veía en las películas de cine mexicano. Desde las secadoras profesionales hasta los tubos, todo parece detenido en el tiempo. Pero en vez de hacerme pensar que son cosas viejas o anticuadas, me transmiten lo bien hechos que están y la razón por la que siguen intactos y en servicio; que son parte de un tiempo donde las cosas se hacían para durar, alejadas de la era del usa–y–tira.
En casi 50 años, el Polanco ha cambiado y este salón de belleza es testigo.
“Es otro barrio. Nada que ver a lo que era… Extraño la paz, las calles libres del ambulantaje. Antes era otra cosa mucho más bonita.”
Mientras que estoy ahí, está una clienta de toda-la-vida, la Señora Echeverría haciéndose pedicure; “Yo llevo viviendo acá setenta años. Siempre vengo a hacerme pies y manos.”
Por un lado no pasa de moda cuidarse, hacerse manicure, peinarse… Sin embargo hay muchas nuevas tendencias que van saliendo… ¿Cómo se mantienen al tanto de los cambios?
¡Pues, por supuesto, viendo todo lo nuevo que va saliendo! Ahora… Nada que ver con los peinados que se usaban en aquellas épocas. ¡Nada que ver! Es el día y la noche”. Pregunto si hay alguna moda que le gustaría que volviera, “Ninguna. Creo que lo que ya pasó, pasó. Para mi es más bonito lo que está ahora, más natural. Antes eran peinados muy sofisticados, pero aquello ya pasó. Pero quién sabe si vuelvan, lo dudo, pero todo puede suceder porque todo va dando vuelta. ¡Nunca se sabe!
Estética Paris
Homero 1624
Después de varios intentos en otras barberías y estéticas de vieja escuela en donde estaban absolutamente desinteresados en platicar conmigo, el señor Gonzalo Fragoso me recibe en el mostrador de su barbería ubicada en el extremo oeste de Polanco. Él y su barbería llevan en este negocio 50 años al servicio de los clientes que llegan necesitando un corte, una afeitada, un masaje facial o un manicure o pedicure. Los clientes han sido fieles a pesar de los cambios del barrio y de las modas. Acuden por un buen servicio sin mayor pretensión en un ambiente tradicional .
Todavía tenemos clientes de hace 50 años, gracias a Dios… Y pues aunque ya muchos se fueron de aquí de Polanco, mudándose para Bosques de las Lomas, Interlomas, Santa Fe, uno que otro aún llega a venir por aquí. Pero también tenemos mucha clientela nueva.
Gonzalo, ya no está en el campo de batalla con la navaja en la mano, pero lleva el negocio junto con sus hermanos. Me cuenta cómo empezó y cómo su maestro Manolo Álvarez fue el que trajo desde España el estilo clásico que le enseñó. ¿Cómo ve la moda de ahora?, le pregunto. “Para mi gusto, no me gustan los cortes de ahora… Pero si eso es lo que le gusta a los chamacos, ¡¿qué hace uno?!” Una respuesta que engloba el principio básico de la economía, oferta–demanda, cosa que tiene muy clara y por la que evidentemente ha sabido mantener por más de cinco décadas su negocio.
La situación actual le pone un nuevo reto a la tradición. “Estamos viendo a ver si podemos seguir trabajando porque la situación económica está difícil y esperemos que no se ponga peor porque están empezando a cerrar muchos locales. Aquí tenemos una acá, otra acá otra aquí al lado. Estamos rodeados de competencia y son de nuestros propios trabajadores que se llevan la clientela.” Sin embargo hay personas leales a la Estética París, como Alfredo Ramírez que lleva trabajando ahí 25 años, siendo parte del equipo del Sr. Fragoso que -hasta que se pueda- continuarán dando el servicio y buen trato a sus clientes como hasta ahora. Corroboro lo dicho antes cuando se acera al mostrador para pagar Martín Feldman, cliente que lleva 20 años haciendo cita para cortarse el pelo en la Estética París.
¿Por qué Polanco? Por un lado porque es un barrio que ha sido parte de mi vida, porque lo recorro con frecuencia en bicicleta y porque he visto cómo las casas que completaban cuadras han ido desapareciendo por nuevos edificios (fenómeno también de otras colonias de esta ciudad). Unos cambios son buenas añadiduras, otros frustrantes desgracias, pero estos negocios han permanecido, a pesar del boom de las barberías y de que siempre habrá mínimo un salón de belleza por manzana.