Se le conoce como “efecto Gruen” al extraño delirio que sufrimos cuando vamos a un centro comercial: dentro no identificamos si es de día o de noche, dejamos de sentir frío o calor, y perdemos la cuenta de las horas que llevamos ahí. Tan solo en la CDMX y sus alrededores existen más de 200 de estos sitios dedicados a la ensoñación del consumismo, cuyas bases retroceden a la década de los sesenta y están fundamentadas en los primeros tres grandes en su tipo: Plaza Universidad, Plaza Satélite y Perisur.
Desde tiempos inmemoriales, las sociedades han precisado de un espacio público determinado para reunirse y compartir sus alegrías y desventuras. De ahí que, en la actualidad, los centros comerciales acojan términos como “terraza”, “oasis”, “patio”, “paseo” o “plaza” para invocar una engañosa afección de colectividad, condicionada por las reglas del consumo moderno. A falta de plazas y parques auténticos, los centros comerciales se han convertido en el punto de reunión favorito de muchos y no parece que la virtualidad pueda reemplazarlos en el corto plazo.
Tras la apertura del primer mall en los Estados Unidos en 1952 diseñado por Victor Gruen, el modelo de negocio llegó a la capital del país de la mano de grandes inversionistas e inmobiliarias. Convencer a los comerciantes de abandonar sus locales en el Centro y mudarse a la entonces periferia no fue tarea fácil, pero algunos como Deportes Martí o Sanborns accedieron y confiaron en el proyecto. Fue así que, en 1969, se inauguró el primer centro comercial en México: Plaza Universidad.
Plaza Universidad
El 15 de octubre de 1969 se inauguró Plaza Universidad, al sur de la CDMX. El plan integral fue realizado por Juan Sordo Madaleno quien no sólo trazó los planos arquitectónicos, sino que también buscó el terreno, desarrolló el concepto de negocio y hasta comercializó los espacios disponibles. Factor determinante para su concreción fue Sears Roebuck como tienda ancla e inversionista principal. Así pues, el complejo presumía de 75 comercios, entre ellos Sanborns, el Restaurante Helens y el Cine Dorado 70, además de 1,500 cajones de estacionamiento, lo que la convirtió en todo un símbolo de modernidad y lujo.
50 años después Plaza Universidad prevalece, pero ha sido ampliamente aventajada por la competencia. Sus 85 tiendas no pueden rivalizar, por ejemplo; contra las 434 del Centro Comercial Santa Fe, ni con sus 1.10 millones de visitantes mensuales. Entre 2000 y 2003 recibió modificaciones importantes que borraron todo vestigio de lo que alguna vez fueron espacios al aire libre.
Plaza Satélite
Dos octubres después, en 1971, abrió el segundo centro comercial del Área Metropolitana, también bajo el liderazgo de Sordo Madaleno. Se estableció en los límites del incipiente municipio de Naucalpan cuya plusvalía, inicialmente pensada para la clase trabajadora; aumentó parcialmente por la construcción de Plaza Satélite.
Esta segunda experiencia de desarrollo fue más ambiciosa, pues consideraba imprescindible contar con otras tiendas ancla además de Sears. Fue así que Liverpool y París Londres se sumaron a la iniciativa. En cuanto a su organización, adopta una traza en forma de “H” con un vestíbulo principal que, desde su génesis, resguarda una escultura con el logotipo de Plaza Satélite.
Inicialmente contaba con 70 tiendas y, 50 años más tarde, esa cifra aumentó a 260. Alguna vez fue considerado como el centro comercial más importante de América Latina y hoy en día recibe a 22 millones de personas al año. En la década de los 90 añadió al Palacio de Hierro y su icónica fachada entramada, y en 2018 reemplazaron el estacionamiento superior por una innovadora área verde.
Perisur
Perisur, entre los límites de Tlalpan y Coyoacán, fue aún más visionaria que Universidad y Satélite juntos. En 60 mil metros cuadrados se contemplaron 150 locales comerciales, 3 grandes tiendas, 7 mil cajones de estacionamiento y 7 restaurantes, algo nunca antes visto en el ramo. También fue el primer centro comercial que logró reunir a las 3 tiendas anclas por excelencia, es decir, Sears, Liverpool y el Palacio de Hierro. Se inauguró en 1980 y la banda encargada de amenizar el evento fue Three Souls in My Mind.
Como dato curioso, los terrenos en donde se levantó Perisur pertenecían originalmente a Emilio Azcárraga Milmo quien, a su vez, los vendió para poder financiar la construcción del Estadio Azteca.