Quien se arroja sin titubeos a fotografiar el caos moderno de la CDMX, sabe muy bien que hay mucho más que captar que los edificios históricos –y es que la metrópoli crece sin acotación alguna, modificando el paisaje paulatinamente. El trabajo de PJ Rountree, fotógrafo que llego a la ciudad hace 13 años, es la dulce amalgama de sus crónicas personales, sus relaciones creativas con artistas y personajes de la noche, y la capital misma.
“No me acuerdo por qué, pero fue la mejor decisión de mi vida. Tuve la suerte de ser adoptado por gente maravillosa y generosa”, explica PJ sobre su llegada a la ciudad en 2009. El fotógrafo, quien este mes se despide de la capital, nos muestra una minúscula parte de su extraordinario archivo que documenta la densidad, el ingenio, y la belleza de la carga sensorial del día a día en la CDMX.
“Busco lugares con una vista de la ciudad. Me encanta subir El Cerro de La Estrella, la capilla arriba de la Basílica de Guadalupe, El Castillo de Chapultepec y el Guerrero Chimalli”.
“Mis amigas cercanas me invitaban a cenar a sus casas en días festivos. Las fotos representan zonas en donde tengo conexiones personales importantes”.
“Mi proceso es súper intuitivo; va cambiando dependiendo de lo que está pasando en mi vida. Años después empiezo a entender las tendencias. Por ejemplo, me fascina el color y la imposibilidad de reproducirlo”.
“Mi archivo de fotos une ideas visuales con crónicas, es el subproducto de mi vida”.
“Mis primeros cinco años en la ciudad daba cursos de inglés por todos lados –en el distrito y Edomex. Y luego mi trabajo en comida y periodismo me llevaba a otras partes”.
“Espero que mis crónicas fotográficas puedan comunicar algo de mi perspectiva viviendo en la Ciudad de México en toda su complejidad”.