Pasó tanto tiempo desde la última vez que alguien pisó su vestíbulo o subió a sus ascensores, te contamos la historia del ahora demolido Edificio Mala Suerte.
El Mala Suerte estaba ubicado en una de las locaciones más exquisitas del Centro Histórico, el edificio Juárez 92 tuvo todo tipo de inquilinos, desde funcionarios de Petróleos de México hasta grupos de indigentes y, también, lo vivió todo hasta sus últimos días: incendios, terremotos, y muertes. ¿La única constante en sus 70 años de existencia? El infortunio, pues no por nada se le conoce como el Edificio Mala Suerte.
El Edificio Mala Suerte, como otras tantas estructuras abandonadas en la CDMX, estuvo atascado en una especie de bucle en el tiempo. A principios de este año, todavía era posible curiosear su interior y apreciar, a través de los vidrios rotos, las pertenencias de sus últimos habitantes. Documentos, pósters, artículos de oficina y escritorios. Era como si recién hubieran huido de ahí. Nadie salvo los indigentes, quienes se apropiaron de la fachada para proveerse un poco de resguardo ante las inclemencias de la ciudad. Más olvidado que nunca, el Mala Suerte empezó a demolerse en junio de 2022.
Los primeros registros que se tienen del predio datan de la década de los cuarenta. Se trataba de un conjunto estilo neocolonial de cuatro pisos, exterior de tezontle, arcos frontales y un distintivo reloj central. Ciñéndose al furor político de la época, en la fachada se leía “Consuma lo que el país produce”. Aquí se alojaron las primeras oficinas de PEMEX, tras la resolución de la expropiación petrolera en 1938. No obstante, la paraestatal abandonó el recinto en la década de los sesenta y, algunos años más tarde, la construcción se demolió y se reinventó en la que conocimos en la actualidad.
Para los setenta, la antigua Comisión Nacional de Abasto Popular (CONASUPO) y las oficinas tanto de la Secretaría de Turismo como de la Secretaría de Gobernación, ya ocupaban los pisos superiores de la construcción. Ahora tenía 11 niveles y estaba revestido en atractivos ventanales de cristal, convirtiéndose en una de las obras más robustas de este cuadro de la metrópoli. Incluso, el artista y poeta duranguense Ángel Boliver -quien tiene otras piezas en el Castillo de Chapultepec y la Escuela Nacional Preparatoria-, plasmó el mural ‘Los Grandes Valores Nacionales de México’ en la recepción.
La mala racha para el domicilio de Juárez 92 comenzó en el verano de 1977, con un fatídico incendio. Según reportes de la época, el asistente del secretario de turismo se quedó dormido, dejando encendida una de las parrillas de la cocina. Las llamas rápidamente alcanzaron las oficinas de la CONASUPO y la SEGOB, desatando el pánico entre el quinto y el séptimo piso. El saldo fue de 2 personas fallecidas y pérdidas valuadas en $20 millones de pesos. Poco después, las tres dependencias abandonaron el lugar.
Ocho años más tarde, el edificio padeció junto con toda la ciudad durante el temblor de 1985. Aunque no cayó como otros pares de la zona, sí sufrió afectaciones considerables que llevaron a demoler 3 plantas completas, resultando en la estructura de 8 pisos que tuvo antes de ser demolido.
Ni siquiera la llegada del nuevo milenio fue capaz de acabar con la desventura del Edificio Mala Suerte. Luego de casi una década de abandono, en 2021, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI), junto con la Autoridad del Centro Histórico; lanzaron una convocatoria buscando una propuesta conceptual urbano-arquitectónica, “que fortalezca la memoria y el patrimonio cultural”. Dado su carácter histórico, hay ciertos lineamientos que los aspirantes deben acatar, además de cumplir con nuevos requerimientos ecotecnológicos para reducir el consumo y producción de residuos sólidos. Hasta mediados del 2021 únicamente se recibieron 23 propuestas, solo 1 llegó a la fase final de revisión, y esa única no logró convencer al jurado.
Habiéndose fusionado con Humboldt 35, predio contiguo de propiedad pública (en donde estaba el CONALEP que se derrumbó en el 85); ahora se proyecta una obra multipropósito de 27 niveles con hotel, viviendas, oficinas y hasta centro comercial. ¿Será esta la oportunidad definitiva para la nueva transformación del Edificio Mala Suerte?