Abrió en 2012 y antes era la mitad de su tamaño, pero desde el 2017 se expandió al local contiguo y, lo que empezó como una boutique de vino, ahora es un bar también. El Bar Sí Mon es acogedor, con bóvedas catalanas y –como una bodega de una vinícola– con poca luz. Tienen allí un anaquel donde están los vinos (todos mexicanos), pero para Bar Sí mon lo importante es la rotación: cada mes se cambian los copeos.
El dueño es César Margain (también del Broka Bistrot), quien vivió un buen rato en Ensenada y allí aprendió a hacer vino con Hugo d’ Acosta. Juntos empezaron una línea de vinos llamada UWA. El Bar Sí Mon ofrece solamente (y a propósito) vino mexicano. Los productos, como el queso y el jamón delicioso que hay para picar, también son, la mayoría, mexicanos ––pero también hay españoles. La comida y la preparación es sencilla; lo que buscan es que resalte el vino. Sirven productos de calidad y de productores pequeños: tablas de quesos, jamón y croquetas.
El queso que nos gustó es el tomme con alcaravea que es de Guanajuato, es de cabra y con dos meses de maduración. La selcción de los vinos la hizo César, igual que la selección de vasos en vez de copas (ya que le quería quitar la carga snob que muchas veces tiene una vinería). César también da asesorías para armar las cartas de vinos de restaurantes, como la carta del nuevo Marmota. Sobre todo lo buscan restaurantes que quieren nuevas propuestas de vino para maridar. En Bar Sí Mon también hay buena selección vino natural.
Uvas favoritas en Bar Sí Mon
Las uvas favoritas del lugar son petite syrah, grenache y carignan. Bar Sí mon es para aquellos que busquen vinos difíciles de encontrar, un buen mezcal o una cerveza artesanal.
Los lunes de 6 a 9 pm, Bar Sí mon se convierte en un mercadito donde los mismos productores venden chocolate, quesos, verduras y frutas, y cada 15 días se hace una cata.
*Hay bebidas fuera de la carta, pregunta por ellas.