Hace poco hablamos del romance entre esta ciudad y la decoración de uñas. Parece que entre más atento uno ande, más salones de uñas aparecen. Los más populares son de acrílicos extravagantes, largos y puntiagudos, aunque también hay los que prueban que en cortito y natural también hay muchos diseños. Así es el salón de Isa&Pau en la Condesa.
Ale del Bosque y Diana Rojo empezaron Isa&Pau hace casi tres años usando sus segundos nombres. Su lugar está en un segundo piso de Juan Escutia y desde todas las ventanas se ven árboles y casi no se escuchan los coches. Adentro, un ejército de amabilidad recibe a las clientas y para cualquier servicio ofrecen bebidas de cortesía. Hay cerveza, vino tinto, whiskey, mezcal, tequila, café, té y botanas.
Como en otros lugares similares, el servicio estrella es la decoración de uñas, pero en Isa&Pau hay más colores limpios que extravagancia. Los decorados son el adjetivo más lugar común pero más cierto: bonitos. Muy. Hacen flores, pequeños puntos, brillos suaves, degradados o líneas delicadas, muchos sobre uñas de color natural. Uno puede revisar todos los diseños en su Instagram o llegar con propuestas, pues todas las que trabajan ahí son decoradoras expertas.
Lo que más ocupan se llama Shellac, un producto que aplican como cualquier esmalte pero que dura tanto como el gel (gelish) y sellan con una lámpara ultravioleta. La diferencia es que para aplicarlo o quitarlo no liman las uñas; de hecho, uno puede quitárselo solo con acetona pura. Aunque también pueden poner acrílico o gel, la mayoría va por el Shellac que cuida mucho más las uñas.
En Isa&Pau también tienen sus propios exfoliantes, todos de ingredientes naturales que cambian por temporada. A veces hay avena, yogurt y fresas; otras azúcar mascabado o miel. Además del mani y pedi, con o sin decoración, tienen depilación. También hay promociones: por cada 6 amigas que contraten un manicure completo te regalan una botella de vino, por ejemplo.
Los interminables salones de uñas a lo largo y ancho de la ciudad están allí como un signo de los tiempos. Así que cuando uno entra al furor por las uñas adornadas, es mejor buscar lugares cuidadosos.
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