La gente va a La Bota a platicar a todo volumen y a carcajearse con la boca llena de buenas tapas pasadas con un mezcal o una cerveza. Ellos mismos se definen: “La Bota, cultubar que apoya las actividades culturales, es una zona de respeto y paz: quien busque otra cosa, absténgase”.
Esta taberna nació en Regina, años antes de ser remozada, más tarde se mudó para ampliarse, con todo y su atiborrada decoración taurina que es casi un tapiz de objetos usados y olvidados que recuerdan a épocas cuando el mundo era un poco más lento.
Las tapas, la cerveza de barril y el vino tinto son lo más socorrido en La Bota, pero las pizzetas (especialmente la de jamón serrano y la de chorizo español), tortillas españolas y la magnífica torta de pulpo no se quedan atrás, y no olvidemos que en fin de semana sirven órdenes y medias órdenes de una riquísima paella valenciana (a partir de las 3:30 pm).
Este lugar se antoja de tarde y para quedarse un buen rato entre amigos, lecturas de poesía, libros de de escritores independientes y ocasionalmente jazz en vivo. Todo mientras te relajas en un ambiente informal y cálido que bien podría clasificarse como bohemio, así que espera una sobredosis de artistas y estudiantes.
La Bota es una parada que llega natural cuando estás en el Centro Histórico de la Ciudad de México y buscas algo fácil y rico para comer o tomar algo. Además tiene la ventaja de estar cerca de la cantina La India, siempre amiga cuando quieres subirle el tono a la fiesta, y de los tacos Los Cocuyos, siempre amigos cuando le subiste el tono a la fiesta y llega la hora de cenar.
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