En Avenida Tamaulipas, Condesa, hay una fachada decorada con un montón de platos. Sólo se alcanza a leer una palabra repartida en 8 de los platos (la “s” se cayó hace poco): cukrá(s)zda, que en húngaro significa “pasticería”. El Café Cukrászda es de herencia húngara y su especialidad son los postres, el café y el té.
Gabriela Biringer abrió Cukrászda para seguir el legado de sus padres, migrantes húngaros desplazados tras la Segunda Guerra Mundial, y por lo que parece, lo hace muy bien. Los tés, por ejemplo, están envasados en tubos de ensayo tapados con corchos, y la selección es tan grande mucha parte del lugar. El menú de café, también, comienza en el americano y termina en el turco.
Recomendamos ir, tomar un té y acompañarlo con un Ischler, un pequeño postre que se parece a una galleta de chocolate. El Sachertorte (pastel de chocolate con chabacano y nuez) va muy bien con el café. Pero los postres, todos, tienen su encanto.