A menudo es necesario vencer el miedo para encontrarnos con la belleza. Incluso cuando se trata de lugares tan difíciles como Tepito y sus zonas aledañas, perderles el miedo puede resultar en una experiencia alucinante. Gracias a espacios como la galería José María Velasco el arte popular del barrio tiene voz y lugar y alcanza a más personas. Es un espacio chiquito que se podría perder fácilmente en medio de los puestos de comida y ropa que la rodean. Su fachada cambia cada ratito porque, al menos tres veces al año, la interviene un artista diferente, así que no es referencia para encontrarla. Sin embargo, la delatan los carteles de exposiciones y eventos culturales que contrastan con los de conciertos y lucha libre que abundan en todo el barrio.
Esta no es la fachada que tienen ahorita, el nuevo mural estará listo en un par de semanas.
La José María Velasco forma parte de los cuatro espacios que el INBA abrió como parte de un programa para “descentralizar el arte”. Desde hace 50 años, la galería refuerza la identidad de su zona. Expone pintura, dibujo, escultura, graffiti o cualquier expresión relacionada con el underground de la cultura mexicana. Es justo esa apertura a otras formas de hacer arte lo que la mantiene en pie, las otras tres galerías tuvieron que cerrar por la inseguridad de las zonas en donde estaban. “Si lo que haces no les gusta a los vecinos, ellos mismos te presionan para que cierres”, dicen los encargados del lugar. Por fortuna, las exposiciones y los talleres que ofrece la galería les encantan a las personas que viven cerca de Peralvillo.
Exposiciones
Aunque la galería ya tiene un plan más o menos definido para sus muestras a lo largo del año no se cierran a las propuestas de los artistas independientes que les piden una oportunidad para dar a conocer su trabajo. El mes pasado tuvieron una exposición de arte carcelario y tatuajes hechos por las internas del Centro Femenil de Readaptación Social Santa Martha Acatitla. La muestra que tienen ahorita es de dos escultores nacidos en la ciudad de México, Froylán Ruiz y Abel Ramírez Aguilar. Ambos son reconocidos a nivel internacional, aunque en México a veces pasan desapercibidos por quienes creen que todos los buenos museos se encuentran sólo en el Centro.
En el gabinete de la galería están expuestas algunas ilustraciones de la serie La crónica negra de Francesco Orazzini. Cada una de las imágenes de este artista italiano está relacionada con el lado violento no sólo de México, sino del resto del mundo. Para continuar con el apoyo a las personas en situación de cárcel, la pieza del mes es de un interno del reclusorio Norte que además es profesor de artes plásticas dentro del penal.
Talleres
Sin duda, uno de los talleres que más llama la atención es el de “albures finos“ que antes impartía Lourdes Ruiz, mejor conocida como la “reina del albur”. Ahora lo imparten Alfonso Hernández, cronista del barrio de Tepito, y Rusbel Navarro, “licenciado alburólogo” seguramente certificado por doña Lourdes. Otro es el de malabares y artes circenses que está dirigido a adolescentes y adultos. También tienen un taller de narrativa y artes teatrales para niños y adolescentes. Casi todos los cursos son gratuitos para quienes quieran tomarlos (el de malabares y artes circenses tiene un pequeño costo de recuperación por los materiales), lo único que hay que hacer es acercarse a la galería para inscribirse.
De esta manera, la galería José maría Velasco cumple otra vez con su propósito de alejar al público de la absurda idea de que el arte sólo nace en las escuelas y aparece en los grandes museos. Incluso dentro de un espacio tan oscuro y turbio como la prisión existen personas que quieren mostrar su talento.
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