En el número 20 de Mártires de la Conquista, una callecita en Tacubaya, está la Imprenta Venecia. Desde hace poco comparte espacio con un nuevo proyecto urbano homónimo a la calle que interviene edificios antiguos en sus últimos años de existencia, es decir, aquellos que  derrumbarán para convertir en otra cosa; en departamentos, oficinas, terrenos baldíos. En ese mínimo e indefinido periodo de tiempo, Mártires organizará actividades culturales de todo tipo, que pintan bien.

mártires de la conquista

En la década de los 40 la fachada azul frío de la Imprenta Venecia, tenue y saturado, brillaba acorde a su época de gloria, esa que Juan Segura proyectó con el Edificio Ermita en 1931: el “Times Square mexicano”, el primer edificio alto de la capital. Donde antes hubo fincas soberbias, convertidas en mansiones de fin de semana, como la alucinante Casa de la Bola y el Parque Lira. O el legendario observatorio porfiriano que poco le pedía al Observatorio de París, donde los “astrónomos de Tacubaya” registraron el tránsito de Venus, de Mercurio o la caída del cometa Hailey en 1910 y se empeñaron en crear una “carta astral” adelantada a su época.

martires de la conquista

La Imprenta Venecia ya solo tira pósters de cine. Y como muchos negocios de la zona, funciona a medias y en un tiempo no muy lejano desaparecerá. Porque Tacubaya, sabemos, ya es otra cosa.

Mientras siga en pie, Mártires de la Conquista hará de esa imprenta lo más disfrutable posible. Tanto para gente que viene de otras partes de la ciudad como para los que allí trabajan –y lo pocos que allí viven–. Durante este rato será espacio para exposiciones temporales de arte contemporáneo, eventos culturales, ferias editoriales, fiestas, talleres, cine club, una tienda de diseño mexicano –con marcas como Los Hermanos Koumori o Tapetes M.A– y hasta un mini restaurante (pop-up) de hamburguesas sencillas y muy ricas.

mártires de la conquista

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De la curaduría se encarga Juan Pablo Vidal, de Public Art Projects, que antes ya había montado exposiciones en espacios que eventualmente demolerían. En esta primera etapa de Mártires de la Conquista, 40 artistas tomaron los distintos espacios de la imprenta. Los de Guadalajara 90210 transformaron el estacionamiento en un jardín de esculturas de cemento, colores chillones y elementos orgánicos. El piso de arriba, un enorme espacio abierto donde quedan máquinas abandonadas y otras en uso, es un laberinto de piezas que uno no sabe si puede pisar o no. Del techo industrial y las paredes cuelgan un neón, murales y pinturas como suspendidas.

mártires de la conquista

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Entre semana el ruido de fondo son máquinas de imprenta y la selección musical de los que la operan. El espacio es un paseo. A cada paso del recorrido uno se topa con algo raro; chácharas, pósters viejos, placas, lockers con calcomanías cristianas que pegaron exempleados de la imprenta. Siempre estará pasando algo, un taller de pintura, una instalación, una pareja que come hamburguesas.

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Uno sale de Mártires de la Conquista de nuevo a la realidad, a una encrucijada de paradero de camiones, calles que escupen peatones, coches que se echan encima, ruido metálico, banquetas angostas y caminos torpes. No hay duda de que Mártires de la Conquista llega a mejorar el barrio. Y luego se irá, como conquistador o como mártir.

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