Como una forma de resistencia al capitalismo global, se ha puesto de moda producir y consumir alimentos naturales y orgánicos, de producción local y nacional, y de comercio justo. Así se han recuperado técnicas artesanales y semillas tradicionales, se ha fomentado el trabajo digno y la solidaridad, y se ha promovido la salud de individuos y del medio ambiente. Éstas y otras muchas contribuciones se han logrado gracias a proyectos como Central Cacao.
El refrán que dice “no juzgues un libro por su portada” aplica perfectamente a Central Cacao. Lo que parece una simple chocolatería hípster de la Roma, es en realidad un espacio colaborativo y colectivo en donde se reúnen más de 20 proyectos alrededor del cacao y del chocolate mexicano. Aquí confluyen, por ejemplo, un proyecto que se dedica a elaborar bebidas, barras y repostería de cacao (La Rifa Chocolatería), un proyecto que se avoca a difundir el arte popular mexicano (Artefacto), y un proyecto de talleres donde te enseñan a elaborar chocolate de mesa, barras de chocolate y bombones (Atelier Kakaw).
Hace dos años fundaron Central Cacao para fomentar el cultivo y el consumo del cacao. Para ello se creó la chocolatería, donde hoy en día puedes tomarte una taza de chocolate caliente o puedes reunirte con tus amigos a platicar, usar el internet y comerte un delicioso tamal de cacao o de nata.
Productos en Central Cacao
También allí puedes comprar semillas de cacao garapiñadas; mazapanes; chocolate de mesa o en polvo para agua o leche. Hay desde luego barras de chocolate dulces o amargas, que van del 60% hasta 100% de cacao y que pueden ir solas o combinadas con otros ingredientes como chile y cardamomo. Tienen untables de chocolate; licor de cacao; sazonadores con cacao; tizanas con cacao o cosmética a base de manteca de cacao, entre muchos otros productos. Los mismos productores definen los precios así que son muy accesibles. Oscilan desde los 15 pesos hasta los 150 pesos.
La mejor parte es que todos los productos que allí se venden son elaborados por productores de chocolate independientes mexicanos que buscan encontrar un nicho en un mercado dominado por las empresas transnacionales chocolateras. Además de que todo allí es ecológico, nadie ocupa agroquímicos ni procesos industriales en la elaboración de los productos.
También puedes ir a alguna de las charlas, degustaciones o talleres que allí se imparten. Próximamente, por ejemplo, tienen un taller de chocolate de mesa y otro de elaboración de trufas. Y todo el tiempo parece que se organizan pláticas con alguno de los productores de cacao que participan en el proyecto.
Se agradece que existan proyectos como Central Cacao: que no son exclusivamente comerciales y que inciden en aspectos más profundos e integrales de nuestra cultura. México fue el responsable de la domesticación del cacao, de su consumo y de la difusión de su uso. Es un legado de México y de Mesoamérica al mundo. Por lo tanto, fomentar el cultivo y el consumo del cacao mexicano no sólo genera beneficios para los involucrados en la cadena de producción, transformación, distribución y venta de la semilla y de sus derivados, sino que reafirma una parte esencial de nuestra historia y de nuestra identidad.
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