Para llamar “clásico” a un restaurante en la Ciudad de México se requiere mucho. Los clásicos aquí (porque hay demasiados lugares buenos) son verdaderos alces de la gastronomía y cotidianidad, sitios que han permanecido genuinos a su propio espíritu y, sobre todo, son sitios no pretenciosos a los que uno regresa y sabe exactamente qué esperar. Esto se duplica si hablamos de la Roma-Condesa, donde nada permanece y la mayoría los lugares abundan de pretensión. Belmondo, con 6 años de haber abierto en la Roma, ya es un clásico.
Hay sándwiches, nos dice Miwi, dueña y chef de Belmondo, que no se pueden mover ya de la carta porque los comensales los extrañan demasiado. Y eso dice todo. Los que vamos allí queremos algo muy específico, como cuando vamos a un lugar de la infancia y queremos un platillo que nos haga sentir, de manera muy singular, bien. Y para eso están la ensalada de Chicken Curry, el Cous Cous y la ensalada de arúgula. O en la barra de sándwiches, el French Dip, el London Broil, el Grilled Cheese y el Meatball. Estos platillos llevan toda la vida (aunque sabemos que 6 años no son toda la vida) y son parte esencial de que Belmondo nunca haya dejado de ser una buena opción.
Pero que siempre haya sido una buena opción también tiene que ver con el espacio, las mesas de madera clásica, la iluminación, los cuadros en la pared (desde donde el Sr. Belmondo te mira comer) y el vino, que siempre es una selección cuidadísima que va perfecto con el confort de los platillos que se sirven ahí. Ah, y con el pastel de zanahoria.
Pocos saben que, por ejemplo, el tocino, el corned beef, todos los pasteles y las mermeladas se hacen en casa. Y muchas de las verduras son orgánicas, de Yolcan. Y es que el hecho de no variar el menú en tanto tiempo ha resultado en que cada platillo esté cada vez más cuidado, más orgánico, mejor.
Miwi se reinventa con las sugerencias del mes (donde puede añadir platillos sin quitar los clásicos) y cada mes hay un sándwich nuevo y alguna entrada con producto de temporada.
Belmondo cumple 6 años y se ha ganado la confianza total de los que lo conocen. No es un restaurante de nuevo o de moda, es un restaurante clásico que siempre será una buena opción. Y este es el tipo de sitios que mejoran la ciudad.
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