Los estudiosos del asunto consideran que fue durante los siglos XVII y XVIII cuando se consolidó la fusión de música barroca, indígena y negra que es el son jarocho. Los instrumentos, esas guitarras soneras comunes a muchas tradiciones musicales de Latinoamérica, vienen directamente de la orquestación barroca. Se quedaron los instrumentos y algunos versos: el Siglo de Oro alimentó toda la lírica del Caribe; aquí le damos fast foward y retomamos la historia, de la mano de Eduardo Lizalde Farías (músico, productor independiente de música, cine y teatro, y director del festival de son jarocho de la Ciudad de México, la Fiesta de las Jaranas y las Tarimas), hasta el momento en que Miguel Alemán Valdés, el presidente veracruzano, empieza a utilizar el son como una herramienta de penetración cultural. “Miguel Alemán, uno de los primeros presidentes no militares que tiene el país, empezó a jalarse tríos en todas sus giras”, relata Lizalde Farías.
Son los años del auge nacionalista, de los grandes muralistas, la Época de Oro del cine. El jarocho, con su sombrero de cuatro pedradas, vestido de blanco y paliacate rojo, y la jarocha, con su falda blanca zapateando con elegancia, se construyen como símbolos de México, como el mariachi y toda su parafernalia. “En ese momento se altera la estructura literaria de los sones tradicionales, empieza una lectura un poco más comercial: por ahorrar tiempo, la estructura de declaración y respuesta —que es algo muy africano— se elimina; al mismo tiempo se construye un estereotipo del veracruzano: pícaro primero, pero después casi vulgar, grosero en ese asunto del piropeo a la mujer.” Mientras tanto, el son jarocho de pueblo, el tradicional, estaba en vías de desaparecer.
Sin embargo, en la década de los sesenta aparecen dos personajes cruciales. Uno es Antonio García de León, historiador veracruzano —Premio Nacional de Ciencias y Artes 2015—, quien recogió grabaciones de campo y versos, y se encontró con Arcadio Hidalgo, un hombre de abuelos cubanos que en esa época debía tener entre 80 y 90 años. Nacido en Nopalapan (“en el llano”, apunta Lizalde Farías), Arcadio era heredero del son que se tocaba en el siglo XIX. “En 1967 se graba un disco muy importante del INAH con Arcadio y con Antonio, ése es el registro más viejo que se tiene del son jarocho tradicional”, relata Lizalde Farías.
El son tradicional (ya sea jarocho, huasteco, calentano, etc.) es un acto comunitario y tiene un fin: crear comunidad; hay una fiesta que lo envuelve, que es el fandango. “Sin fandango no hay son. Es el corazón estructural de todo el género —prosigue Lizalde—. La tarima (cito a Gilberto Gutiérrez Silva, director de Mono Blanco) se vuelve el centro del universo y todo el mundo es alguien, porque nadie puede ser anónimo en una fiesta de esta naturaleza.” Entonces, del fandango, la razón de ser del son jarocho durante siglos, se pasó primero al cine y a las giras presidenciales, a la televisión, a los escenarios y hasta Womex (The World Music Expo). Hoy hay grupos de son jarocho incluso en Francia.
El otro personaje importantísimo en este cuento es el mencionado Gilberto Gutiérrez Silva, junto con el trabajo de su colega Juan Pascoe Pierce, fundador de la imprenta y editorial Taller Martín Pescador, un gringo-mexicano que conoció a Gilberto cuando eran chavos. “Ellos fundan Mono Blanco en 1977 y tuvieron el acierto de invitar a Arcadio Hidalgo a ser parte del asunto”, relata Lizalde Farías. Manuel de la Cera, un funcionario de la sep, organizó una gira de Mono Blanco con Arcadio Hidalgo a lo largo de todo el país “y luego se integra Andrés Vega Delfín [también Premio Nacional de Ciencias y Artes, guitarrero de Mono Blanco]. De pronto, de estar tocando en los fandangos de Nopalapan, se ven en Los Ángeles ante 5,000 personas”.
Los miembros de Mono Blanco formaron a otros músicos, que a su vez hicieron otro tanto, y, entre las décadas de los ochenta y los noventa, el son jarocho empezó su expansión imparable en la Ciudad de México. Nacieron otros grupos importantes, como Los Cojolites o Estanzuela; se empiezan a hacer fusiones, a tomar caminos distintos, y el son comienza a prender entre la juventud. “Hoy está lleno de festivales, de retiros, de talleres. Son de Madera, Mono Blanco y Chuchumbé están en todos los festivales culturales de este país. Tienen diferencias estéticas, musicales, diferencias de todo tipo, pero también afinidades. Incluso hubo declaraciones públicas de quién está respetando más la tradición en este viaje raro del purismo, que a mí me parece un poco absurdo. Sin embargo, lo hermoso, y que aún sucede, es que siguen coincidiendo en el fandango”, concluye Lizalde Farías.
Encuentro de son jarocho: Fiesta de las Jaranas y las Tarimas
Ante el desborde del Encuentro de Jaraneros de Tlacotalpan, Veracruz, celebrado desde 1978 durante las festividades de la Candelaria, la comunidad sonera se dio cuenta de que hacía falta una opción, un encuentro más enfocado en que el son jarocho fuera el protagonista. Éste es el proyecto que, desde 2016, dirigen Eduardo Lizalde Farías y Gilberto Gutiérrez Silva (de Mono Blanco). La Fiesta de las Jaranas y las Tarimas, que se celebra cada año a mediados de abril en la Ciudad de México, trata de mostrar un panorama plural de lo que es el son jarocho.
El encuentro de cuatro días se divide en tres partes. La principal, el alma de la fiesta, es el fandango; otra es un foro de reflexión, con pláticas, mesas de análisis y presentaciones de discos y libros; por último, están los conciertos y talleres, todos gratuitos. ¿Hacia dónde quiere ir el encuentro? “Yo creo que es importante que se internacionalice. Queremos ser anfitriones de las tradiciones de otros países, encontrar vínculos. Yo creo que las tradiciones genuinas son universales. Por eso no pasa nada si una española zapatea son jarocho o si un alemán toca rumba cubana, o si un marroquí hace yoga, o, qué sé yo, si una pareja mexicana gana un concurso de tango en Buenos Aires. Porque ésa es una capacidad humana: el arte verdadero es de todos. No importa dónde nació”, dice Lizalde Farías.
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Guía práctica: Escuelas, talleres, lugares de encuentro y fandango
1. Casa de Sabios
5 de Mayo 37, Axotla; FB: Casa de Sabios.
Casa de cultura que ofrece talleres de zapateado, charlas y cursos.
2. Casa Xitla
Convento 37, Santa Úrsula Xitla; 5573 3360; casaxitla.org; lunes a domingo de 9 a 14 y de 15 a 18 horas. Consulta la cartelera.
Lugar de reserva ecológica ideal para retiros u otros eventos. También imparte cursos, seminarios y talleres sobre la preservación del medio ambiente.
3. Centro Cultural La Pirámide
Calle 24 s/n esq. Pirámide, San Pedro de los Pinos; 3330 0669; infopiramide.blogspot.mx; Consulta la cartelera.
Cooperativa que imparte cursos y talleres de música, danza y arte. Aquí se han impulsado movimientos dancísticos africanos y afrocaribeños.
4. Centro Cultural y Social Veracruzano
Miguel Ángel de Quevedo 687, Coyoacán; 5554 1633; FB: Centro Cultural y Social Veracruzano; horarios: consulta la cartelera en la página de Facebook.
Teatro y arte jarocho se desenvuelven en las instalaciones de este centro cultural acompañados de un aromático café.
5. Jóvenes Orquestas
Ciprés 53, Del Bosque; FB: Jóvenes Orquestas.
Proyecto de educación y formación musical para jóvenes y niños en zonas marginadas en el que se les enseña el oficio de constructores musicales.
6. Que siga el fandango
Parque Revolución. FB: Que siga el fandango; consulta la cartelera en la página de Facebook.
Organización que imparte talleres de jarana, requinto y zapateado jarocho. También organiza un festival de un día en el Museo Nacional de Culturas Populares.
Foros, restaurantes, bares
1. Foro del Tejedor
Álvaro Obregón 86, Roma; 5574 7034; forodeltejedor.com; horarios: consulta la cartelera.
Miniteatro, bar y restaurante con música en vivo, así como otras manifestaciones artísticas. Tiene una barra de cocteles y café.
2. Foro Hilvana
Puente de Alvarado 17, Buenavista; 5566 3334; forohilvana.com; Consulta la cartelera.
Foro cultural que da espacio a presentaciones de creadores emergentes nacionales y extranjeros en diferentes disciplinas artísticas.
3. La Fonda del Recuerdo
Bahía de las Palmas 37, Verónica Anzures; 8112 7476; fondadelrecuerdo.com; martes y miércoles de 8 a 19 horas, jueves y viernes hasta las 23, sábado de 9 a 22, domingo hasta las 19.
Sabor del puerto de Veracruz en la ciudad. Un ambiente de fiesta para toda la familia donde se puede apreciar el ritmo jarocho en vivo.
4. Los Insurgentes
Insurgentes Sur 226, Roma; 5207 0917; pulqueriainsurgentes.tv; domingo a miércoles de 14 a 1 horas, jueves a sábado de 13 a 3.
Lugar de música en vivo que recupera el sabor tradicional del pulque. Ideal para salir con amigos.
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Lauderos
1. Tacho Utrera
C. (228) 117 3235; FB: Tacho Utrera Laudería. Linaje de músicos y lauderos.
Tacho elabora instrumentos jarochos en Veracruz, pero viene a la ciudad por encargo.
2. Víctor Castro
6547 7298; FB: LAUDERIA VICTOR CASTRO.
Instrumentos elaborados con garantía de sonido y terminados auténticos que remiten a la cultura jarocha.