Las Chalupitas ha pasado por tres generaciones de la familia Velázquez. Y aunque todo comenzó en la Escandón, es el barrio de la Condesa el que ha visto pasar, de padres a hijos y luego a nietos, la tradición de su cocina y de su trato, que es de los más afables del rumbo.
Pero son ellos los que han sido testigos de la transformación de la colonia. Sus salones naranjas son una caja de tiempo: ya sea para quienes llegan por primera vez o para los clientes recientes que presienten tiempos pasados, pero sobre todo para los clientes asiduos, esos que bien llevan 5 años o 45 de frecuentarlos, de perseguir su sazón familiar.
Por ello encontramos tanto sentido en este gesto para cuidar la economía de sus más cercanos, los vecinos. Vayamos, que además la calle Alfonso Reyes –que lleva años “en construcción”–, por ahora específicamente su cuadra, es hazaña imposible, a menos que recordemos que cruzando la calle nos espera su mole poblano, tinga, pipián verde o chalupitas deliciosas a precio accesible en días de apuro.
*Tampoco olvidemos sus promociones del mes de octubre:
Lunes Pozolero + tostada a elegir $100 pesos
Viernes de Mole de olla (recomendado): $135 tradicional y $160 con refill
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