Ok, Ok, ésta es una de las mejores exposiciones que he visto en una galería. Sí, es muy vendible y es obra decorativa, está perfectamente bien puesta y es de esas muestras en las que el contenido es tan universal y magnánimo que no es necesario leer la hoja de sala, a menos que se necesite un acercamiento más puntual. Se llama Forma sobre fondo y se puede ver en la galería Proyectos Monclova.
En Forma sobre fondo el tiempo de trabajo, la investigación y la recopilación de obra se nota; la curaduría corre a cargo de Willy Kautz y reúne a artistas tan cercanos y distantes como On Kawara y Ana Bidart, cosa que es aplaudible y permite que el curriculum de artistas jóvenes crezca con sentido.
Siempre es un poco intimidante tocar el timbre de una galería, sobretodo porque no sabes cómo te van a recibir si no eres precisamente el coleccionista que ellos están esperando, aquí es cuando el entramado lío de las políticas culturales entra en acción: qué es lo que vas a ver y para quién está hecho.
En la recepción me dijeron que Willy Kautz inicia los recorridos en la planta baja, luego entendí la razón. La exposición comienza con un primitivismo puro y geométrico, te reciben las piezas de Leo Marz, monolitos abstractos y universales, colores primarios que van complejizándose y que de alguna manera te hacen sonreír; después continúa la nitidez y la extravagancia de las formas con las obras de Ignacio Uriarte y Marco Treviño hasta que pareciera que el tiempo y el significado se inventa con una pieza de Gabriel de la Mora titulada 10 JUL 2014 la cual se conforma por obsidiana tallada a mano. A su lado hay una bonita postal de On Kawara en México; luego viene el abecedario y los números de Ulises Carrión y la manera en la que nuestro universo se compone con signos y símbolos que crean lenguaje. Más poética es la pieza de Verónica Gerber Biecci que se llama La significación del silencio, son 40 dibujos de finos diagramas que te hacen asentir con admiración.
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En las escaleras hacia la planta alta hay un detalle simplísimo y potente, una pieza de Fred Sandback, que consiste en un estambre tensado en forma de L que está en una esquina y su sombra forma un triángulo perfecto, como si hablara de poseer un pensamiento, la representación de una idea.
La planta alta es como el hábitat del ser humano, hay unas como fundas de iPhone hechas de piedras antiguas, nácar y carey con símbolos pasados con nombres como The Uninvited, Calli y The Revenant; después se pueden ver obras de arte llevadas a cabo a partir de cubreobjetos: la existencia tangible de la ciencia. Posteriormente un tintero y papel, tinta sobre papel de Ana Bidart y así continúan los apuntes y las notas, el mobiliario elegante de Edgar Orlaineta, la arquitectura y el diseño de Helen Escobedo que recuerda lo que debió ser el final de la década de los 60 y todo el maremoto que se vivió.
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Por último vuelven la pureza y las formas, el punto, la línea, la pintura en las piezas de Mauro Piva y Paulo Monteiro para terminar con un pensamiento más abarrocado y angustiante en Talk to your daughter de José Luis Sánchez Rull, un políptico de 26 dibujos que combinan historia, caricaturas, fantasía, crueldad; un cuento más monstruoso que infantil por ser real.
Con esta exposición de verano de Proyectos Monclova creo que uno no debe apenarse por tocar el timbre y formarse una impresión propia sobre una muestra tan llena de historia.