En los últimos años, el running ha trascendido su papel como simple actividad física para convertirse en un fenómeno cultural que fusiona deporte, moda y estilo de vida. Claro, correr es un deporte donde realmente “solo necesitas” unos buenos tenis, pero todo corredor sabe que esto no es cierto. Desde la explosión del running durante la pandemia, y la expansión de esta cultura del corredor en las ciudades, los que corremos ya no buscamos solo ropa deportiva que haga el trabajo y ofrezca un máximo rendimiento, si no que ahora, queremos prendas que también nos ayuden a mostrar nuestra personalidad, gustos y estilo de vida. Esta evolución ha dado lugar a una creciente intersección entre la moda y el running, donde la funcionalidad y la estética se entrelazan para satisfacer las demandas de los corredores que buscamos rendimiento sin sacrificar el estilo.
A ver la ropa de running vanguardista no es un concepto nuevo, Nike lleva fabricando e innovando desde los años 70, sin embargo sí se ha visto un cambio desde hace aproximadamente 10 años cuando marcas pioneras como Satisfy, District Vision o Soar, comenzaron a cambiar la conversación en el mundo del running, introduciendo no solo siluetas si no conceptos nunca antes pensados para este deporte. Brice por ejemplo, fundador de Satisfy, basó toda su marca en una experiencia con LSD, creando piezas que estaban atenidas al mundo de los psicodélicos y el rock and roll. Hoy en día, son estas mismas marcas quienes han liderado la tendencia del corredor, ofreciendo piezas que combinan tecnología de alto rendimiento con diseños vanguardistas. Estas firmas han establecido un nuevo estándar en la indumentaria para correr, donde la calidad y la innovación son esenciales. Por otro lado, marcas como Asics y Saucony han experimentado un resurgimiento notable, posicionándose entre las cinco marcas de más rápido crecimiento durante el año pasado según el mercado en línea StockX. Este auge refleja una creciente demanda de productos que fusionan la herencia deportiva con las tendencias contemporáneas.
La cultura del running ha influido significativamente en la moda urbana, dando origen a una nueva estética que combina prendas técnicas con elementos de streetwear. El auge de clubes de corredores y maratones urbanos ha transformado el running en una actividad social y estilizada, donde la indumentaria juega un papel crucial en la expresión personal.

En este contexto, marcas mexicanas como lo es Hermanos Koumori, nacida en la Ciudad de México en 2018, han encontrado su nicho al fusionar diseño contemporáneo con influencias culturales locales. Su más reciente colección presenta 22 piezas que incluyen cortes modulares y telas ligeras, además, por primera vez, introducen una línea femenina diseñada para el movimiento y la comodidad.
Desde una perspectiva sociológica, la evolución del running de una actividad puramente deportiva a un fenómeno cultural responde a dinámicas más amplias del consumo y la identidad en las sociedades contemporáneas. Pierre Bourdieu (1984) argumentaba que el estilo de vida es un medio de diferenciación social, y en este sentido, la apropiación estética del running refleja una construcción de identidad basada en el rendimiento, la disciplina y la conexión con valores como el bienestar y la autoexpresión. No es casualidad que la moda deportiva haya dejado de ser un nicho funcionalista para convertirse en un sector en crecimiento dentro de la industria de la moda global.
La convergencia entre moda y running responde a una necesidad creciente de los corredores por vernos y sentirnos bien mientras corremos. Correr ha evolucionado hacia un estilo de vida donde la elección del outfit es tan importante como el rendimiento, reflejando una identidad que valora tanto la funcionalidad como la estética. Lejos de ser una tendencia pasajera, la convergencia entre moda y running es un reflejo de la evolución de los hábitos de consumo y de la búsqueda constante de una estética que equilibre funcionalidad y expresión personal. En un mundo donde la actividad física se ha integrado cada vez más con el estilo de vida digitalizado y socialmente visible, la ropa para correr ya no solo responde a necesidades atléticas, sino que también articula discursos sobre identidad, comunidad y valores culturales en transformación.