El Conjunto Urbano Nonoalco Tlatelolco, una de las obras más emblemáticas de Mario Pani, cumple seis décadas. En este hito histórico, nos dimos a la tarea de recorrer sus rincones con Rodrigo Torres, director de Mirador Tlatelolco y un experto en vivir, cuestionar y reinterpretar esta mega unidad habitacional. Aquí compartimos su guía local, donde detalla lo que le apasiona, lo que cambiaría y los personajes, espacios y proyectos que definen hoy a Tlatelolco.
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Tlatelolco: la utopía moderna de Mario Pani
El legado de Mario Pani en la Ciudad de México está por todos lados, sin embargo el que más resalta es Tlatelolco. Originalmente denominado Conjunto Urbano Presidente Adolfo López Mateos, debido a que fue construido durante su presidencia.
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Su excavación comenzó en abril de 1944, sobre los terrenos que pertenecían a los almacenes de Ferrocarriles mexicanos y su construcción desplazó a más de 7,000 personas, sin embargo su creación representó la utopía cumplida de ver un México moderno; basta con ver los anuncios publicitarios de la época, promoviendo la unidad y sus diferentes departamentos, para darnos cuenta de que este tipo de viviendas realmente representaron un avance de lujo y modernidad para las familias que antiguamente habitaban las vecindades de la misma zona.
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Inaugurado el 21 de noviembre de 1964, con la promesa de cambio, modernidad y una mejor calidad de vida para la clase trabajadora, fue construido en 964,000 metros cuadrados, originalmente con 12,000 departamentos distribuidos en 112 edificios, dentro de las tres secciones nombradas, Independencia, Reforma y República, está obra máxima de Mario Pani fue construida bajo los preceptos de eficiencia y rapidez precedidos por el arquitecto suizo Le Corbusier, quien proponía maximizar el uso del espacio con torres verticales y áreas comunes para usar de forma más eficiente el espacio y dar vivienda a más personas en el mismo lugar (cosa que hoy en día a algunos locales ya nos cansó, pero bueno…) incorporando en plantas bajas comercios y servicios para que se cumpliera la idea de ser una “ciudad dentro de la ciudad”.
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Originalmente Tlatelolco tenía 6 hospitales/clínicas, 3 centros deportivos, 4 teatros, un cine, una guardería, una primaria, una secundaria, la prepa 4 del politécnico que se derrumbó en el 85 , 600 locales comerciales, jardines infantiles, sistema vial y su propia estación del metro. Todo, para eliminar el “cinturón de tugurios” que rodeaba al centro histórico.
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Un legado de historias y cicatrices
No obstante, el destino de Tlatelolco siempre ha estado marcado por momentos/movimientos/ sentimientos trágicos, pasando por la caída de Tenochtitlán -que en realidad sucedió en Tlatelolco-, siglos después con la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas bajo el régimen de Díaz Ordaz, y más tarde, con el terremoto de 1985 que derrumbó el edificio Nuevo León, dejando cicatrices visibles en su paisaje y en la vida de sus habitantes.
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Actualmente los problemas que enfrenta la unidad son más cotidianos, pero no menos significativos. Cómo muchas unidades habitacionales, padece de problemas de organización comunitaria que complican su mantenimiento y desarrollo, ya que al ser una microciudad las responsabilidades se reparten entre muchas personas y nadie a la vez, y en ocasiones se espera que el gobierno resuelva lo que debería ser fruto de la cooperación vecinal.
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