Entre la marea de nuevas propuestas, cadenas internaciones y opciones que parecen multiplicarse cada día, Mr. Kelly’s, ubicado en Insurgentes casi esquina con Sonora en la Condesa, ha resistido como un tesoro oculto de la Ciudad de México desde su apertura en 1972. Este emblemático restaurante, con su fachada vintage y su estilo inspirado en los diners estadounidenses de los años 70, ha sido testigo de incontables historias de generaciones que lo han elegido como un lugar para compartir, disfrutar y hacer memorias. Mr. Kelly’s no solo ofrecía hamburguesas, malteadas y papas fritas con un toque especial de nostalgia, sino también era un rincón familiar y acogedor, donde las conversaciones se entrelazaban con la música de su icónica rocola y el inconfundible aroma de sus papas fritas.

Antes de que las grandes cadenas como McDonald’s llegaran la ciudad, Mr. Kelly’s ya era pionero en ofrecer hamburguesas, convirtiéndolo en un espacio obligado para familias, parejas y grupos de amigos que se reunían bajo sus luces cálidas, con la música de fondo, creando un ambiente donde lo simple – una hamburguesa perfectamente cocinada, papas con su toque de pimienta y una malteada cremosa – adquiría un significado profundo.

Con el paso de los años, la Condesa y sus alrededores se transformaron. La colonia se llenó de nuevas opciones gastronómicas, moda y tendencias, pero Mr. Kelly’s permaneció fiel a su esencia. La modernización no logró alterar su naturaleza, y su espacio se convirtió en una especie de cápsula del tiempo. Las crecientes presiones urbanas, sin embargo, finalmente alcanzaron a este refugio nostálgico, llevándolo a la decisión de cerrar sus puertas en noviembre de 2024.

El cierre de Mr. Kelly’s no solo significa la pérdida de un restaurante, sino también la despedida de una parte entrañable del paisaje emocional de la Ciudad de México. Cada persona que alguna vez cruzó sus puertas, compartió una comida o simplemente disfrutó de su ambiente, se lleva consigo un pedazo de la historia de este lugar. Es imposible no sentir que, con su partida, una parte del alma de la ciudad y de nuestra propia memoria también se desvanece. Aunque pronto dejará de existir físicamente, Mr. Kelly’s permanecerá vivo en el recuerdo de quienes lo hicieron suyo, como un símbolo de resistencia ante el tiempo y la modernización imparable.