La Ciudad de México es un lugar complejo también para los lectores. Existen pocas opciones para sentarnos a disfrutar de nuestros libros en paz y, de ser posible, en sitios que ofrezcan tanto aislamiento del ruido como deleite visual.
Difícil. Por ello a veces debemos recorrer rumbos laberínticos, adentrarnos donde pocos se atreven en busca de mundos mejores. Y las escuelas de música son pequeños mundos pacíficos y armoniosos, en estos tiempos en los que leer parece un acto de insubordinación.
Les recomendamos ir con un buen libro a alguno de estos 2 lugares:
Uno. Escuela Superior de Música
Centro Nacional de las Artes (CENART)
Río Churubusco 79, Col. Country Club, Coyoacán
Los jardines del Centro Nacional de las Artes, justo afuera de la Escuela Superior de Música (ESM), son perfectos para los lectores. Son amplios y en ellos ocurren cosas (como los famosos festivales de jazz), pero sobre todo nadie interrumpirá tu lectura.
Leer rodeado de fragmentos musicales
Además, son el “preludio” para entrar a la ESM, donde puedes entrar a comer a la cafetería, abrir tu libro y escuchar fragmentos de música antigua, clásica y contemporánea luego de atravesar el patio interior.
Teodoro González de León, el arquitecto responsable de este “nuevo conservatorio”, dijo que “la circulación pública es la parte más importante del edificio”. Es decir: ese patio que tienes que atravesar fue pensado para que todo se escuche y se conecte con él.
La ESM inauguró 1994 pero en realidad se empezó a usar desde 1999. Puedes leer en la cafetería, en el patio central y en los jardines a su alrededor, mientras escuchas a los futuros grandes músicos de México practicar sus piezas imposibles. O al menos fragmentos musicales que llenarán tu lectura de un sentir completamente distinto.
Dos. Conservatorio Nacional de Música
Avenida Presidente Masaryk 582, Col. Polanco, Miguel Hidalgo
En plena Avenida Masaryk hay bancas donde uno se puede sentar a leer y escuchar el sonido inesperado de distintos instrumentos de viento.
La música acompaña perfectamente la lectura (como una suerte de sinestesia) desde las afueras de lo que es quizás la máxima joya del movimiento moderno en México: el Conservatorio Nacional de Música (1946), de Mario Pani.
La máxima joya moderna
El Conservatorio Nacional es uno de los 5 edificios más bellos construidos por Pani que se mantienen en pie tras los dos sismos del 19-S. En él emplea las mismas herramientas que se usan para la composición musical: el ritmo de las ventanas, de las columnas y de las distintas partes del edificio.
Su forma de U es la misma de un diapasón. Además, es un referente modernista que cumple con todos sus postulados arquitectónicos. Su auditorio al aire libre está basado en otro edificio del mismo Pani: La Escuela Normal de Maestros (1945).
Lectura y concierto de música antigua
El Conservatorio tiene además muchas actividades gratuitas, una librería especializada en música (partituras, partichelas, accesorios, métodos de aprendizaje, etcétera) y una cafetería a la que uno puede ir acompañado del mejor libro que tenga.
Para nuestra suerte, el día que asistimos estaba a punto de empezar un concierto de música antigua y clavecín en la sala Alfredo Bablot y los estudiantes estaban ensayando. Descubrimos un paraíso para leer mientras se espera a que empiece un concierto, o tomando un café frente a una de las fachadas más exquisitas de la ciudad.
Puedes consultar toda la información sobre estas escuelas aquí y aquí.