Recientemente, Levi’s notó que el mercado mexicano era una potencia en potencia porque grandes números de las ventas mundiales de la marca acontecían aquí. Por eso decidieron invertir más y abrieron esta tienda inmensa en Francisco Madero a unos pasos del Zócalo.
El consumidor mexicano tiene esa mezcla que parece coincidir con el ADN del denim, un poco de clásico bien tejido con atrevido, y que, a estas alturas, puede darse el lujo de salir a la calle a expresar, ya sea con pancartas, ropa, voz, lo que piensa del mundo actual. Hace ya varias marchas en Avenida Reforma que el mexicano con opinión divergente se ganó el derecho de su expresión. Toda esto resuena mucho con el identiki de Levi’s, que aprovechó no sólo para abrir esta boutique de 3 pisos, si no para usar a los mismos transeuntes como modelos de la marca.
El director de marketing decidió no usar modelos obvios y de agencia para la campaña de lanzamiento. El señor salió a la calle a topárselos, y así se encontró al muralista Seher One, por poner un ejemplo, a quien vemos con sus pelos despreocupados y con pose de él mismo en los afiches.
El recinto de la calle Madero es un castillo de Willy Wonka pero de mezclilla. Puedes comprar una camiseta de la marca, lisa, e irte al mostrador del Tailor Shop para agregarle el diseño o parche que escojas. También puedes llevar tu propio diseño e imprimirlo, como en un taller de Isabel la Católica pero con la garantía de 144 años de calidad Levi’s. –atento porque esto es de lo mejor–, puedes crear los jeans de tus sueños con el corte de tal modelo, la tela de aquel otro, el bolsillo de un tercero y a tu medida. Es la era de la customización de la customización.
Los mismos pantalones retro que usaban nuestros padres en esas fotos vintage que tanto nos gustan…¿Los mismos? Sí, así de altos y así de azules, con botón y gastaditos…pero en talla 28 por favor (!)
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