El Museo de Antropología ganó mejor museo de 2019
Este año, del 19 al 26 de marzo, la revista México Desconocido lanzó las votaciones para que sus lectores eligieran “Lo Mejor de México”. Con más de 21 mil votos (un porcentaje del 25% del total) el Museo de Antropología fue nombrado el mejor museo del 2019, de acuerdo con los lectores. Aunque creemos que enlistar puede ser un despropósito, también es un gran pretexto para regresar a una conversación muy necesaria.
Nombrar a algo “lo mejor” es engañoso. Lo mejor es, constantemente, lo más grande y espectacular. Las listas que lo enumeran nos parecen extrañas porque muchas veces dejan de lado lo modesto y chiquito; los encuentros pequeños y cotidianos que tan bien nos hacen en una ciudad ya de por si inmensa. Con todo, el Museo de Antropología es un gigante muy querido que combina ambos: una colección sobrecogedora y placeres tan pequeños como observar el agua caer de una cascada circular.
Hace poco más de medio siglo que tenemos al Museo de Antropología. La construcción, a cargo del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, duró tan solo 19 meses y así quedó establecida esa casa maravillosa del patrimonio antropológico del país. Además de la colección, una de nuestras cosas favoritas del museo es su romance con el agua. Muchos espacios recuerdan el pasado lacustre de la ciudad, desde la fuente invertida de Ramírez Vázquez –un paraguas terapéutico de sonido y ritmo– hasta los estanques, el espejo de agua con su escultura de caracol al fondo o las piezas de Tláloc.
Aunque nombrar lo mejor es tan subjetivo como enumerar lo más terrible, cuando uno nombra lo mejor al menos tiene la oportunidad de regresar a espacios olvidados en la obviedad de su existencia. El Museo de Antropología es uno de esos sitios fantásticos que los habitantes de esta ciudad pasamos muy seguido de largo. Habría que recordar que dentro de sus muros está una colección y un espacio para perderse entre maravillas, una y un millón de veces.
Vayamos de nuevo al mejor museo (¿?) del 2019.
Hace poco más de medio siglo que tenemos al Museo de Antropología. La construcción, a cargo del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, duró tan solo 19 meses y así quedó establecida esa casa maravillosa del patrimonio antropológico del país. Además de la colección, una de nuestras cosas favoritas del museo es su romance con el agua. Muchos espacios recuerdan el pasado lacustre de la ciudad, desde la fuente invertida de Ramírez Vázquez –un paraguas terapéutico de sonido y ritmo– hasta los estanques, el espejo de agua con su escultura de caracol al fondo o las piezas de Tláloc.
Aunque nombrar lo mejor es tan subjetivo como enumerar lo más terrible, cuando uno nombra lo mejor al menos tiene la oportunidad de regresar a espacios olvidados en la obviedad de su existencia. El Museo de Antropología es uno de esos sitios fantásticos que los habitantes de esta ciudad pasamos muy seguido de largo. Habría que recordar que dentro de sus muros está una colección y un espacio para perderse entre maravillas, una y un millón de veces.
Vayamos de nuevo al mejor museo (¿?) del 2019.
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