Árboles Locales: Trueno, el más común (y menospreciado) de los árboles de banqueta
LIGUSTRUM JAPONICUM O LUCIDUM; aligustre.
Unos dicen que el trueno es un Ligustrum japonicum y otros que es un Ligustrum lucidum. Ambos vienen del lejano oriente, aunque los primeros de Japón y los segundos de China. Sea lo que sea, el trueno es un árbol pequeño con copa densa y redondeada. Por su tamaño y la moderación de su follaje y sus raíces puede plantarse en camellones y banquetas estrechas.
La belleza del trueno pasa inadvertida casi todo el año, hasta que llega la primavera, cuando al florear dejan de ser actores de relleno y se convierten en sutiles protagonistas. Aunque sus flores son muy pequeñas, espolvorean de blanco todo el árbol, como un toque final de azúcar glas. Las flores comienzan como racimos de pelotitas verdes que explotan para convertirse en estrellitas blancas que, con el transcurrir de las semanas, caen del árbol, aterrizando en cabelleras, hombros y banquetas. Estas diminutas flores despiden un olor particular que pasa desapercibido en medio del trajín de la vida; pero basta con acercarse un poco para distinguir que su perfume es, en realidad, una presencia muy familiar.
Las abejas no desdeñan esta fragancia dulzona y se dan festines en las islas nevadas de flores blancas. Estas indefensas microflorecitas pueden ser una pesadilla para los asmáticos y alérgicos varios, haciéndolos lloriquear y moquear sin descanso.
Muchas cosas se dicen sobre las propiedades medicinales de los truenos, que son astringentes y detienen la diarrea, que en China se usan para fortalecer el sistema inmunológico y para desinflamar el hígado, pero existe evidencia de que sus frutos, una especie de mora casi negra, son tóxicos para los humanos, así como para otros mamíferos. No cabe duda que el veneno de unos es el elíxir de otros, y los pájaros se deleitan comiendo sus frutos. La glotonería de las aves y su fácil crecimiento los han convertido en plagas invasoras en algunos países, donde, como conejos, se multiplican sin parar.
.