En Avenida Moliere, en Polanco, hay un restaurante japonés, el Takenoya, que no llama demasiado la atención por su apariencia –y entorno– oficinista. Se anuncia incluso como sushi bar y tepanyaki, pero creemos que sólo lo hacen para despistar al incauto y para complacer ciertas nociones mexicanas sobre la comida oriental.
Habíamos escuchado el rumor de un lugar en Polanco al que van muchos extranjeros –casi todos chinos– que les gusta el dim sum: del cantonés dímsām “toque de corazón o placer del corazón”. El dim sum es un estilo de comida china, particularmente cantonesa, que consiste de pequeños bocados hechos al vapor. Cada platillo tiene el auténtico sabor de las calles orientales.
El menú del Takenoya tiene más de 20 páginas y sólo cuatro son de comida china, curiosamente relegadas a su sección final (la carta se lee al estilo oriental: de atrás para delante como los manga).
Hay especialidades de take, sushis y sashimis servidos en presentación de barco, en copa, en plato; niguiris, temakis, chirashis, ensaladas; advertencias sobre “sabores orientales”, tempura fritos, guisados salteados, al grill, fideos, arroces, sopas y hasta fondue. Pero si sobrevives la lectura de esta mareante oferta mexico-japonesa, deleite de tantos comensales que optan por la vía fácil, te espera una sorpresa considerable. El dim sum.
Dim sum
El Takenoya es uno de los mejores lugares de la ciudad para comer dim sum y probar algunos de los diez tipos de dumplings que ofrecen, dos de ellos estilo Taiwán y Hong Kong.
Los Xiaolongbao son los dumplings que tienen un poco de caldo. Esos son los que los extranjeros se pelean. Bueno, eso y la sopa agridulce, que dicen que es idéntica a la que se sirve en las calles de Singapur.
Los dumplings típicos son los rellenos de carne de cerdo, pero los hay rellenos de camarón, de vegetales, de res, de verduras y todas sus combinaciones. Además, hay bolillos al vapor (parte del dim sum) rellenos con hongo shiitake y verduras, y con brote de bambú, así como los postres: bolillos al vapor con pasta de camote y de ajonjolí.
Nuestra sugerencia es pedir dos o tres variedades de dumpling, una sopa agridulce y una cerveza. Al menos ese ha sido el plan que no cambiamos por nada cada que nos metemos en este delicioso lugar diseñado para confundir al que no es demasiado observador.
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