En septiembre de este año volvieron a abrir los tacos Baltazar –una de las mejores noticias para todos los amantes del taco árabe– después de permanecer varios meses cerrados. Esa taquería pequeña en el Centro Histórico tiene apenas unos cuantos metros de ancho y algunos más de fondo: 9 bancos, 5 sillas, 2 barras y al frente, como la mejor promesa que observa cualquier caminante, un gran trompo de carne árabe.
Baltazar, los árabes de México: deliciosa carne al carbón con todo el sabor poblano, rezan los menús, los bonitos rótulos de las paredes y los carteles en la entrada del local. Los tacos Baltazar le hacen honor al origen de la carne “árabe” en trompo, creación de inmigrantes Iraquíes que se abrieron paso en la gastronomía del país adaptando una receta oriental al gusto del comensal mexicano: pan árabe que uno pudiera enrollar como un taco y una salsa roja, espesa e imperdible.
Tacos Baltazar es uno de esos sitios del centro que contienen micro universos en unos cuantos metros cuadrados. Pareciera uno de esos locales que llevan ahí toda la vida con sus mosaicos color crema y su aire de taquería tradicional, aunque en realidad es un proyecto joven. Ahí la gente se apretuja, acomoda chamarras en las piernas, bolsas en el piso, platos sobre las rodillas y a nadie parece molestarle. Lo mismo van vecinos, que entran caminantes y llegan clientes frecuentes
La comida en tacos Baltazar
El menú, en la tradición de lo sencillo y eficiente, es cortito. Hay tacos árabes de deliciosa carne al carbón (puede ser en pan árabe muy suave, en tortilla de harina o de maíz), con o sin queso. Falafel (tortitas suaves de garbanzo) servidas en pan árabe con una salsa de yogurt, receta especial del lugar; jocoque seco con un poco de aceite de oliva extra virgen y, el mejor invento de todos, los chilaquiles Baltazar: totopos bañados en salsa de la casa con carne árabe y jocoque. Uno también puede pedir la carne árabe por medio kilo o un kilo. Para tomar hay lassi cremoso (que sabe un poco a cardamomo), agua de Jamaica y cervezas. Nada más.
En realidad, los tacos Baltazar no necesitan mayores elogios ni explicaciones, pues su lugar como favoritos de muchos comensales ya lo tienen bien ganado. Lo mejor que podemos decir de ellos es que quien aún no los conozca se está perdiendo de una carne al carbón jugosa y de un pan árabe muy suave. Además de conocer (o revisitar) un pedacito del Centro Histórico que es una maravilla.
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