La primera vez que vimos las bandas automatizadas que transportaban sushi en México fue en Moshi Moshi. Era algo sencillo pero esto fue hace 15 años y mucho estábamos asombrados. No solo había sushis de todos lo colores también giraban alrededor de uno. Una sensación de abundancia que podía generar torres altísimas de platitos vacíos. Tanto así, que a veces sacan una promoción: “gana un mes de Moshi Moshi gratis creando la torre más alta”.
Llenarnos de sushi colorido en locales tapizados de ánime o pedir un yakimeshi culichi (arroz frito con queso crema, tampico y chipotle) para llevar sigue siendo una experiencia cómoda y familiar, aunque ahora, en pleno 2019, la oferta de comida japonesa ha cambiado mucho en la Ciudad de México, sobre todo en la colonia Roma y alrededores (de la Juárez ni se diga…).
Moshi quiere adaptarse a sus tiempos y ha decidido transformarse hacia un concepto que invite más a la sobremesa y menos al takeout, más nigiri y menos sushi campechano (bueno, un poquito).
Cada ubicación tendrá su propio sello y algunos platos especiales. El primero de los Moshi Moshi que inició con el cambio de imagen es el de Plaza Villa de Madrid en la Roma. La decoración está inspirada en el minimalismo japonés: bambú, piedra, mezclilla y en el techo hay una ilustración de Marina Corach. Sus mesas son grandes y las sillas están forradas con mezclilla para poder pasar la tarde a gusto: hacer sobremesa.
Las entregas a domicilio no van a dejar de funcionar; de hecho, es un servicio que también mejora: sus empaques ahora son ecológicos y cada vez tiene más opciones.
Para mantener a los comensales cómodos en los locales también se agregaron o mejoraron ciertas bebidas. Los mocktails, por ejemplo, son ideales para quien gusta de sabor y azúcar, pero no quiere tomar alcohol. Están hechos con jugo de frutas naturales, los hay de maracuyá, frutos rojos y lichi. También añadieron una selección de tés de la marca mexicana Quinto. En cuanto a bebidas alcohólicas la carta es amplia: colorida mixología, una buena variedad de sake (hasta hay un sake mexicano), vino, cervezas y espirituosos. Los jueves y viernes después de las cinco ofrecen 2×1 en cócteles, el precio promedio por coctel es más o menos de 100 mxn. Si les gusta el lichi, les recomendamos el Dojo Martini. ¿Y qué sake pedir? Para quien no sepa y quiera explorar, existe la opción de una pequeña cata de cuatro tipos sakes; el precio es muy moderado: 150mxn por 4 shokos (vasitos) de 60ml.
El menú sigue siendo prácticamente el de siempre, aunque el sabor sí mejoró (o así nos supo cuando fuimos). Los niguiris coronados con salmón flameado están muy buenos. El arroz tiene la consistencia justa para que no se deshaga al tomarlo con los palillos, pero sí en la boca. Tienen varios platillos que combinan sabores mexicanos con japoneses, como los Taka takos: mini taquitos rellenos de carne que se sumergen en una salsa de soya. Para postres recomendamos la galleta de matcha o el panda que es una paleta de nata bastante dulce que se sumerge en una mezcla de licor y café.
De lunes a jueves a partir de las cinco todos los rollos de la barra cuestan $38 pesos. Los jueves y los viernes, también por la tarde, la coctelería está al 2×1. Todo está pensado para que Moshi Moshi tenga ese aire agradable que hace a las personas quedarse en un lugar durante horas.
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