Hace algunas semanas abrió un lugarcito que se llama Hugo a un lado del Café Milou (ese restaurante francés diminuto donde se come tan rico). Hugo es los mismos dos dueños de su vecino: Isabel Castillo y Thierry Chouquet, pero en lugar de un café parisino es, más bien, un “bar de vinos naturales” donde el menú está pensado para acompañar bien a la exquisita selección de vinos que tienen. La comida en sí misma es deliciosa, a cargo del chef Michael Crespo.
En Hugo pasa el tiempo rico. Ayuda mucho que está bajo los enormes hules de Avenida Veracruz y que la luz se filtra entre las hojas. El diseño es ligero; no está sobrecargado de elementos que fuerzan una identidad… Es más bien europeo de calle (tiene algo de francés, español, alemán) a donde uno va a tomar vino y comer rico en platos chiquitos. Pero hay que hablar del vino, porque en Hugo es verdaderamente especial: todas las etiquetas son naturales (naranjas, rosas, tintas) y se sirven a temperatura perfecta, fresca, en copas delgaditas y ligeras, como nos gustan tanto en Local.
De comer hay una oferta bastante variada (pensadas para acompañar los distintos vinos). Por ejemplo, boquerones muy españoles, carne tártara o calamares fritos, pero también opciones más sólidas como el schnitzel o el pollo. Sin embargo, queremos resaltar las cebollitas, que las sirven en un diminuto plato sazonadas con hierbas y no tienen parangón.
Uno puede ir a comer propiamente o solo a botanear: lo importante es que la experiencia es ligera y fresca y la luz es muy especial. Será un de esos lugares que se sienten como el verano de las calles, que es donde queremos estar.
Hugo: Avenida Veracruz 38, Roma Norte
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