Decía Octavio Paz que dentro de nuestro país caben distintos Méxicos y en buena parte tenía razón. Cada región tiene un modo muy particular de expresarse y comunicarse con los demás. Pero en el espacio que corresponde a la Ciudad de México se inventó una especie de lenguaje que a menudo pasa desapercibido. Los letreros que los camioneros y taxistas pintan en sus unidades son —sin temor a exagerar— una expresión de la sensibilidad de sus autores, pues muchos de ellos pueden contar grandes historias en pocas palabras.
Como escribe Armando Jiménez Farías en su libro Picardía Mexicana, la mayoría de estos rótulos plasmados en los parabrisas o parachoques de los camiones y automóviles en la ciudad puede tener distintos significados. En un principio, fueron creados para comunicarse con otros choferes del camino, pero poco a poco comenzaron a diversificarse.
El propósito principal de estos mensajes era el de alertar a quien venía atrás que podía sufrir un accidente. La leyenda «Si lees este rótulo estás muy cerca» siempre ha sido común entre los grandes camiones de carga que pasan por las avenidas. Aunque el ingenio mexicano hizo de las suyas hasta que en letras más pequeñas agregaron un complemento a la frase anterior: «Si lees este otro estás a un tris de darte en la madre».
Ya sea nostalgia o amor, los parabrisas también tienen espacio para sentimientos que nada tienen que ver con la furia de carretera. Muchos choferes aprovechan los rincones libres de sus vehículos para poner mensajes religiosos o alguna dedicatoria hacia sus familiares. Con una calcomanía o una pequeña postal que retrate al santo de su devoción, lo que inició como un letrero puede convertirse en un altar privado dentro de un automóvil.
Por otro lado están las unidades con nombre. Esas que algunos de sus propietarios bautizan para sentirse en compañía de su familia o al menos de un ser querido con el que han creado un vínculo demasiado especial. Además de los mensajes en los parabrisas, los choferes han inventado un sistema de comunicación con su claxon, pero ese es un poco más difícil de explicar. Finalmente todos estos códigos sirven para darle identidad a quienes los usan constantemente.
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