Hay dos problemas que nos aquejan –y lo hacen más de lo que pensamos– a quienes vivimos en esta ciudad: la mala calidad del aire y la escasez de agua. Y aunque los capitalinos conocemos la gravedad de estos problemas, muchas veces creemos que nos rebasan y no hacemos nada al respecto. Sin embargo, de las aulas de la UNAM de pronto surgen iniciativas que nos comprueban que sí se pueden hacer las cosas mejor. Recientemente ocurrió así dentro de la FES Aragón: Gregorio Allan Rodríguez Ortiz y Héctor Martínez, estudiante de la carrera de ingeniería civil, crearon un concreto que combatirá estos problemas. Se trata de uno que purifica el aire (fotocalítico) y que ayuda a la purificación del agua de lluvia (permeable).
El nombre de este material sustentable, que se hace a partir de basura y cascajo, es Concreto fotocatalítico. Se llama así porque funciona mediante una reacción química llamada fotocatálisis; una suerte de fotosíntesis que usa los rayos UV para degradar los óxidos nitrosos y transformarlos en nitratos. Los óxidos nitrosos es lo que resulta de la combustión de petróleo, diesel, gas natural, entre otros que, como ya sabemos, contaminan muchísimo el aire. Cada una de estas placas de concreto dura entre 5 y 10 años en perfectas condiciones, absorbe y degrada los óxidos nitrosos que genera un automóvil al día. Ahora, imaginemos lo que la fachada de un edificio construido con unas 10 mil piezas de esto puede llegar a mejorar.
Otra de las propiedades del concreto es su permeabilidad. Este deja pasar el agua y la filtra para que esta se reintegre a las reservas del subsuelo y evita que termine en las alcantarillas, contaminada: “el agua de lluvia puede regresar a los mantos acuíferos y seguir su ciclo natural”, explicó Héctor Martínez.
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Estudiantes extraordinarios: de taxista a empresario responsable
Gregorio Allan Rodríguez Ortiz tiene apenas 25 años y ya es director y fundador de Ingenia Concretos. Héctor Martínez es director de diseño de la empresa y se encarga de la fabricación de los moldes. Antes de entrar a estudiar la carrera de ingeniería civil en la FES Aragón, Gregorio fue taxista y Héctor vendió dulces. Juntos trabajan para que esta tecnología no se quede en un invento y pronto se utilice en proyectos de construcción. Además de fachadas, el material también puede utilizarse en banquetas, estacionamientos o jardines. Si las cosas resultan así, pronto podremos decir que –poco a poco y después de tanta destrucción– está ciudad podrá ir trazando su propio camino hacia la sustentabilidad.
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*Con información de UNAM Global y El Universal
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