Intangibles: una exposición de puras pantallas e interfaces en el Franz Mayer
Lo primero que se escucha al entrar a la sala son murmullos. Múltiples voces de personas que, en pantallas, nada y todo lo dicen. La nueva muestra que se exhibe en el Franz Mayer, Intangibles: Una exposición digital de la Colección de Arte Telefónica, es sólo eso: pantallas e interfaces digitales.
Aquí no hay “colecciones de cuadros o obras de arte físicas”, sino relecturas artísticas mediante técnicas como realidad virtual, modelado en tercera dimensión, análisis de la imagen o pintura digital, en las que el visitante es el creador y centro de todo el proceso creativo. De la mano de Fundación Telefónica, Intangibles es un proyecto experimental que se presenta de manera simultánea en ocho ciudades: Madrid, Ciudad de México, Bogotá, Lima, Quito, Mar del Plata, Santiago de Chile y Montevideo.
La exposición se compone de seis instalaciones digitales interactivas en las que los visitantes participan en la confección de nuevos relatos visuales a partir de la obra de artistas como René Magritte, Paul Delvaux y Pablo Picasso. Las primeras dos salas son solo pantallas con entrevistas y testimonios de personas que estuvieron detrás de la idea y ejecución de la muestra. En una de ellas, sobre un muro, el visitante descubrirá una pantalla con el Mapamundi Intangible (un diseño interactivo de un planeta Tierra gigante) que, en tiempo real, recoge los comentarios de los visitantes en los ochos puntos de Iberoamérica donde se exhibe Intangibles. Sobre unas tabletas, las personas pueden dejar su testimonio, que aparece de inmediato sobre el mapa y forma una suerte de memoria digital global alrededor del arte.
Mientras uno avanza, los murmullos cesan y predominan melodías de música clásica. Las siguientes salas están dedicadas a las relecturas e interpretaciones de las obras de artistas como Joaquín Torres García, Roberto Matta, Juan Gris, René Magritte, Paul Delvaux y Pablo Picasso, que son parte de la colección de arte de la Fundación Telefónica, formada por más de 1,400 obras entre pintura, escultura, fotografía y obra en papel.
Para la sala de René Magritte, por ejemplo, un enorme sensor óptico de reconocimiento corporal, algo parecido a un Kinect de videoconsolas, reconoce los movimientos del cuerpo humano mientras una silueta de Magritte (un software de avatar interactivo) se mueve junto con el visitante. Lienzos digitales pintados con brochas, pantallas táctiles, visores de realidad virtual, son otros de los formatos en las que el visitante podrá interactuar y experimentar.