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Círculo del Sureste: muy buena comida yucateca en la parte más cálida de la Juárez

El Circulo del Sureste abrió sus puertas a mediados del siglo pasado en esa zona de la Juárez en la que hace más calor, la que está pegada a Bucareli y quiere escapar del centro, en el primer bloque de Lucerna. Al entrar hay un muro con fotografías de personalidades como Paco Stanley o el Loco Valdés, cuyos exigentes paladares son de dominio público. círculo del sureste Esas fotos ayudan también a los nuevos visitantes a conocer la decoración y el espíritu original. Una decoración casual, involuntaria y natural. El restaurante ahora es atemporal, en esa línea estética compartida con otras remodelaciones de restaurantes clásicos que van de falsos recubrimientos de madera, falsas lozas de mármol, techos blanquísimos con luces de leds, algunos detalles en latón, puertas corredizas de cristal con bisel, piso laminado, un candelabro y enormes pantallas planas en cada esquina. La intención de las mejoras siempre se agradece, y aunque no hayan sido del todo exitosas, tienen la virtud de guardar la esencia, pues el espíritu en realidad está en la cocina y en su carta, que no ha cambiado en décadas. sopa de lima Aunque las opciones son inmensas –desde cocteles de mariscos hasta enchiladas de pollo, pasando por huevos motuleños– aquí se viene a comer yucateco. La mesa te recibe con los totopos y bolillos de siempre, pero el detalle de distinción está en su cebolla morada (casi magenta, brillosa, increíble) y las dos salsas de cajón: habanero picado en trozos minúsculos que pica mucho y habanero molido que pica más. Hay muchas sopas, pero hay que pedir la de lima. La porción, bastante generosa (pollo finamente deshebrado y tortilla en trozos muy delgados) no solo es exquisita; es un manjar a la vista, un degradado de verdes y con morados al gusto. En medio hay que pedir lo que sea, un panucho o un taquito de cochinita, pero solo uno. Hay que dejar espacio a las dos joyas de la corona: el Relleno Negro y el Frijol con Puerco, ambos en abundantes presentaciones de 380 gramos, aunque se vale pedir medias ordenes.

Frijol con Puerco y Relleno Negro

El frijol con puerco no tiene pierde. Podría venir ya servido pero en el Circulo del Sureste el protocolo es importante, así que por un lado llega el arroz, por otro más cebolla morada con rábanos y cilantro en bandera y, por último, el puerco en una cacerola de barro. Todo se revuelve ante ti y el mesero rasca con fuerza hasta el último trozo de carne pegada a un pesado hueso. Este platillo viene con otra salsa especial, también con habanero pero asada. A pesar de su fama, aquí el frijol con puerco es ligero y con un aspecto más caldoso, delicioso. Pero el Relleno Negro es el platillo más sofisticado del lugar. La verdadera albóndiga maya (aunque es obvio que es un platillo producto del mestizaje en la península) es un amalgama de carne de cerdo molida con chilmole: una mezcla de chiles secos y rojos quemados. Su aspecto es negrísimo excepto por el pavo deshebrado esparcido en el caldo, y su sabor es único, nada se le parece: es fuerte pero de picor moderado, se siente una textura de ceniza cuando lo masticas, que te causa bienestar y paz digestiva. El relleno negro es para paladares exigentes y no convencionales.
frijol con puerco

izquierda: frijol con puerco / derecha: relleno negro

Aunque es un restaurante familiar y cierra estrictamente a las 8 pm, tiene un aire de cantina; en el Circulo del Sureste se bebe bien. Uno lo detecta desde el inicio por las cocas chiquitas y el vaso jaibolero, pero más aún por el buen servicio, meseros de tradición y alcurnia. Círculo del Sureste Además de los dos grandes comedores hay una área de juegos infantiles que sigue la no-línea de la estética general. Hay caballetes y pelotas, pero también hay una mini sala de estar forrada en falsa piel verde. Al Círculo del Sureste uno puede venir en plan formal a hacer negocios o a escapar del calor de la Juárez. Antes de irse, hay que visitar lo que parece un pulpito, justo en la esquina más escondida y entre luces de leds, un tributo al henequén. El último pequeño ritual es leer un poco el inmenso muro decorado con libros abiertos que contienen lecturas como: La historia de Lituania desde la Cortina de Hierro, el discurso del Papa al VI Congreso Internacional de Especialistas en el Antiguo Testamento o La Constitución Mexicana. Círculo del Sureste
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