Si te detienes un momento afuera del Aviario Abraham Lincoln puedes escuchar los cantos y parloteos de las distintas especies de aves que ahí viven. Hay que entrar, solo cuesta 8 pesos.
El clima del Aviario es cálido y las aves vuelan por el espacio en libertad. Entre otras especies, hay un pavo real que se pasea todo el tiempo y una codorniz muy sociable que sigue a lo visitantes y hasta intenta salirse con ellos a la calle. Los loros, las ninfas, los canarios, los patos, los cenzontes y los cardenales rojos comparten los árboles, las plantas, semilleros y estanques en completo equilibrio.
Los nombres propios en el Aviario Abraham Lincoln
Los cuidadores del Aviario Abraham Lincoln les pusieron nombres. Por ejemplo, está “La Burra”, un loro que repite esta palabra constantemente. También “El Chaparrito”, por su estatura o “El Cachetón”, un loro que tiene sobrepeso. Algunos loros te saludan con un “hola” y todas las mañanas uno de ellos chifla el himno nacional.
El Aviario Abraham Lincoln es estupendo para ver los colores, tamaños y formas de pájaros que no vemos usualmente, y de paso enterarte de los cuidados de cada una y de sus nombres propios.
Las aves que habitan aquí fueron rescatadas por la PROFEPA después de ser decomisadas por intento de tráfico de animales o por ser mascotas maltratadas.
Muchos de los pájaros que rescatan se ponen muy nerviosos porque nunca antes han convivido con otros pájaros o por el maltrato de parte de sus dueños antiguos. Por eso tienen su propio espacio, en lo que se adaptan o las pueden liberar. De hecho hay un veterinario que da seguimiento a su estado de salud y decide cuando están listas para volar por el lugar.
El aviario es un santuario, por eso es importante que si decides visitarlo respetes todas las recomendaciones: no alimentarlas, no tocarlas, no molestarlas de ninguna manera y no dejar solos a los niños.
Además de ser un oasis para las aves rescatadas, el Aviario Abraham Lincoln es una manera de no olvidar la diversidad que existe (y que tenemos que resguardar) y también es una manera de darse un respiro de la agitación.
Av. Emilio Castelar 163, Polanco
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